DATOS PRÁCTICOS:
Título: EL VEREDICTO
Título original: The Brass Veredict
Autor: Michael Connelly
Traductor: Javier Guerrero
Editorial: Roca Editorial de Libros
ISBN: 978-84-9918-029-8
Páginas: 416
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
A principios de año me
hice un firme propósito con respecto al blog. Había pasado una mala racha y
cada vez me estaba costando más escribir reseñas, bien por tedio, indolencia o
desidia. El caso es que quise ponerle freno y opté por hacer borrón y cuenta nueva
y empezar a embarcarme en varios retos que me resultaran sugestivos para mis
intenciones y así coaccionarme a mí misma. Uno de esos retos fue el que
Carmina, del blog De tinta en vena
nos propuso por segundo año consecutivo y que fui incapaz de cumplir a lo largo
de 2014: 12 meses, 12 libros, pues
con él me obligaba a leer aquellos libros que durante años habían ido acumulando
polvo en mis estanterías. Llegué incluso a seleccionarlos y colocarlos en una al
efecto, para tenerlos a mano y, precisamente, antes de pensar en Yincanas Criminales
ni nada parecido, elegí éste del que hoy vengo a hablaros, porque llevaba años
esperándome (lo compré en 2010, ahí es nada) y todavía no comprendo cómo pude
hacerle tanto de menos.
EL AUTOR:
Michael Connelly
nació en 1956 en Filadelfia. Estudió periodismo en la Universidad de Florida, donde
se licenció en 1980. Sus primeros trabajos los realizó en dos periódicos de
Florida, el Daytona Beach y el Fort Lauderdale. En 1986 escribió un reportaje
junto a otros dos compañeros y quedó finalista del Pulitzer, con lo que le
llovieron ofertas de trabajo de otros periódicos de mayor relevancia, marchándose
a Los Ángeles como reportero de sucesos de Los Ángeles Times. De ese modo, pudo
aprender los mecanismos policiales que precisaba para sus novelas, ya que desde
que descubrió la obra de Raymond Chandler en sus tiempos de estudiante decidió
ser novelista de misterio.
Durante su época de
reportero escribió tres novelas teniendo como protagonista a Harry Bosh: El
eco negro (Premio
Edgar de 1993), Hielo negro y The Concrete Blonde. Abandonó el periodismo al abordar su cuarta
novela de la serie: The Last Coyote.
Una vez publicada, decidió hacer una pausa en la serie y escribió El
poeta.
A lo largo de los
años ha ido creando nuevos personajes, tan míticos con Harry Bosh: Terry
McCaleb, Michael Haller o Rachel Walling. Sus novelas han sido traducidas a
treinta y cinco idiomas y ha recibido números premios, como el Pepe Carvalho,
el Edgar o el Maltese Falcon.
NOVELAS:
Serie de Harry
Bosch
- El eco negro,
1992. Serie de Harry Bosch
- El hielo negro,
1993. Serie de Harry Bosch
- La rubia de
hormigón, 1994. Serie de Harry Bosch
- El último
coyote, 1995. Serie de Harry Bosch
- El poeta,
1996. Serie de Jack McEvoy
- Pasaje al
paraíso, 1997. Serie de Harry Bosch
- El vuelo del
ángel, 1999. Serie de Harry Bosch
- Más oscuro que
la noche, 2001. Serie de Harry Bosch
- Ciudad de
huesos, 2002. Serie de Harry Bosch
- Luz perdida,
2003. Serie de Harry Bosch
- Cauces de maldad,
2004. Serie de Harry Bosch
- Último
recurso, 2005. Serie de Harry Bosch
- El inocente,
2005. Serie de Mickey Haller
- Echo Park
2006. Serie de Harry Bosch
- El
observatorio, 2007. Serie de Harry Bosch
- El veredicto,
2008. Serie de Mickey Haller
- Nueve
dragones, 2009. Serie de Harry Bosch
- La oscuridad
de los sueños, 2009. Serie de Jack McEvoy
- La revocación,
2010. Serie de Mickey Haller
- Cuesta abajo,
2011. Serie de Harry Bosch
- El quinto
testigo, 2011. Serie de Mickey Haller
- La caja negra,
2012. Serie de Harry Bosch
- The Gods of
Guilt, 2013. Serie de Mickey Haller
Otras novelas:
- Deuda de
sangre, 1998.
- Luna funesta,
2000.
- Llamada
perdida, 2002.
ARGUMENTO:
Después de unos
años en la que le vida le ha puesto en más de un atolladero al abogado Mickey
Haller, ahora parece haberle dado una tregua y ha vuelto al mundo legal.
Jerry Vincent,
conocido colega de profesión con el que Haller coincidió tiempo atrás como abogado
siendo el otro fiscal, acaba de ser asesinado y ha heredado todos sus casos. El
más importante de todos ellos es el de un famoso productor de Hollywood, Walter
Elliot, al que han acusado de asesinar a su esposa y a su amante.
Haller sabe que la
defensa de este caso es una gran oportunidad para su carrera aparte del interés
mediático que suscita, aunque no está exento de riesgos, toda vez que el
asesino de su colega probablemente actúe contra el de la misma manera.
La investigación
policial correrá a cargo de Harry Bosch y ambos tendrán que colaborar
estrechamente para esclarecer el caso, algo para lo que tanto uno como otro
muestran reticencias abiertamente, aunque no les quedará más remedio que
coligarse cuando las cosas se pongan feas.
IMPRESIONES:
Creo que no
es la primera vez que comento que soy una gran aficionada a las novelas que
tienen como telón de fondo un juzgado, motivo por el cual hace ya bastantes
años me leí prácticamente toda la obra de John Grisham (hasta que me aburrí,
todo hay que decirlo), todo un especialista en cuestiones legales en el ámbito
americano y la de todo aquel que me recomendaban si tenían como telón de fondo
algún tribunal norteamericano. No recuerdo ahora si cuando reseñé la novela de de
Reyes Calderón, El jurado número 10, establecí algún tipo de paralelismo
entre ambas maneras de practicar la jurisprudencia (la justicia es otra cosa)
entre ambos países y esta novela es un claro ejemplo de que todavía estamos a
años luz tanto en la ficción como en la realidad, pero eso daría para escribir
una tesis y no estamos por la labor ¿verdad?.
El caso es
que siempre que salgo de compras suelo llevar a mano una libreta con los
nombres de algunos escritores que quiero conocer a través de su obra o
determinados títulos que deseo leer pero que, por unas cosas o por otras, o
bien se me cruzan (y antojan) otros con los que no contaba o bien no encuentro
nada sobre ellos porque no son novedades, como es el caso. Por ello, cuando me
encontré en una librería con esta novela de Michael Connelly (que ya me habían
recomendado y ensalzado a partes iguales) no lo dudé un momento. Con sólo leer el
título del libro, ya me pareció sugerente, pero quise indagar un poco más y me
centré en su sinopsis, que me llevó, casi sin querer, a abrir la novela y leer
el primer párrafo:
"Todo el mundo miente. Los policías mienten. Los abogados mienten. Los testigos mienten. Las víctimas mientes. Un juicio es un concurso de mentiras. Y en la sala todo el mundo lo sabe. El juez lo sabe. Incluso los miembros del jurado lo saben. Entran en el edificio sabiendo que les mentirán. Toman asiento en la tribuna del jurado y aceptan que les mientan".
Y ahora
recordando cómo llegó la novela a mis manos y la ilusión con la que lo compré,
hasta el punto de que una vez en caja pregunté si tenían alguna más del mismo
autor y al decirme que sí la compré también, no entiendo cómo ha sido posible
no haber reparado hasta ahora en ellas. Eso sí, una vez que la abrí, me duró un
suspiro porque caí rendida ante el carisma de su protagonista.
Así que
vayamos al lío, que es lo que importa.
El veredicto es la decimonovena novela de
Michael Connelly y la segunda protagonizada por Michael Haller, a quien nos
encontramos recién salido de una crisis tanto en lo físico como lo personal
como consecuencia de un ataque en el que fue herido de bala, lo que le llevó a
abandonar la abogacía durante más de un año. En la actualidad tiene cuarenta y
dos años, se ha divorciado de Lorna Taylor, su segunda esposa y gestora de sus casos.
La curiosidad con respecto a otras historias es que en el elenco de personajes
también nos encontraremos con Harry Bosch, hermanastro de Haller y otro de los
héroes ficticios del autor y policía por más señas.
PRELIMINARES:
Aunque la
acción se sitúa en 2007, comienza la novela trasladándonos a 1992, en el
momento culminante de un juicio en el que Haller defiende de oficio a un hombre
acusado de doble asesinato siendo Vincent fiscal. Haller consigue poner al
testigo contra las cuerdas y no sólo eso, sino que demuestra que éste ha
cometido perjurio por una mala gestión de la fiscalía que, o no se percató del
engaño del testigo para conseguir una mejora en sus condiciones carcelarias o
bien no quiso hacerlo. El caso es que llegado el momento de pactar, Vincent no
se apea del burro y el acusado se lo juega a todo o nada. Haller consigue la absolución
para su cliente y el caso acaba con la fulgurante carrera del fiscal. Después
ambos se pasaron a la abogacía privada y a lo largo de los años colaboraron en
algunos casos, llegando incluso Vincent, que se había convertido en un abogado
de éxito y con una clientela millonaria, a pasarle algún que otro caso a Haller
si no le venía bien sacarlo adelante.
EL LLANERO SOLITARIO CABALGA DE NUEVO:
Seguidamente
nos encontramos en 2007, con un Haller recién incorporado a su bufete pero
falto de clientela. Su exmujer, que sigue trabajando con él como gestora, le
indica que tiene que presentarse en el despacho de la juez Mary Townes Holder,
presidenta del Tribunal Superior de Los Ángeles, donde acude inmediatamente. En
la reunión Holder le comunica que Vincent ha sido asesinado a tiros en el
garaje de su oficina y que por una disposición en su contrato de representación
estándar, le ha nombrado su segundo a efectos de cumplir con la norma recogida
en el reglamento del Colegio de Abogados de California que regula la conducta
profesional de los abogados en cuanto a transferencias (o ventas) de bufetes.
Por ello, todos los casos abiertos de Vincent han pasado a ser de Haller,
siempre y cuando así lo deseen los clientes.
Y la
maquinaria se empieza a poner en marcha. Para comenzar, Haller, que es un lobo
estepario o como le apodó en su día la juez Judith Champagne, un llanero
solitario, decide trasladar su oficina situada en los asientos de atrás de su
Lincoln, a la de Vincent, ubicada en la segunda planta de un edificio de seis en
Broadway y muy próximo a los juzgados principales. También decide contratar un
chofer para trabajar durante los atascos, enfrentarse a Wren Williams, la
secretaria de Vincent que no se lo pone nada fácil, así como un par de
detectives de la policía que andan indagando entre los expedientes del finado
buscando la pista que ha dado pie al asesinato.
Inmediatamente
se reúne con Lorna y Cisco en el despacho de Vicent para aclarar la situación
del bufete. El asesino se ha llevado tanto el ordenador portátil como el
maletín de la víctima y necesitan elaborar un calendario de litigios, conocer las cuentas, tanto la operativa como la
de fideicomiso y cuadrarlas con los libros de contabilidad. Tarea para la que
Lorna se sobra y se basta. Descubren que, por ejemplo, aunque a corto plazo
tiene pocas comparecencias, en poco más de una hora Haller tiene que
presentarse en los juzgados para asistir a una sentencia y que el caso estrella
comenzará nueve días después con la selección del jurado.
EL ASESINATO DE JERRY VINCENT:
A partir de
este momento, tanto las pesquisas para resolver el asesinato de Vincent como el
juicio contra Elliot discurrirán el paralelo. El día de los hechos era lunes y
la víctima trabajó hasta tarde, como era su costumbre, preparando los casos que
esa semana tendría que atender. Al final de la jornada, cogió su maletín y se
marchó del despacho. Una vez en el garaje, le dispararon dentro del coche, a través
de la ventanilla. El asesino no dejó ni los casquillos. La policía, una vez
personada en el lugar tras ser alertada por uno de los vigilantes de seguridad
del edificio, encontró que el contacto estaba encendido, también las luces y la
ventanilla bajada, posiblemente porque el abogado conocía al que se convirtió
en su asesino.
En el garaje
sólo hay dos cámaras de vigilancia, a la entrada y la salida, de las que
únicamente recogen la información de la placa de matrícula, por lo que no
filmaron nada sospechoso, por lo que todas los indicios van encaminados a que
quien lo hizo no fue de manera casual y que Haller puede correr la misma suerte
que su antecesor en el bufete.
LA HERENCIA RECIBIDA:
Fueron muchos
los casos traspasados a Haller a raíz del asesinato de Vincent. Un filón del
que tendrá que hacer una criba, independientemente de que sus nuevos clientes
quieran que sea él quien los represente o no, por lo que en vez de enumerarlos
todos, os dejo un bosquejo de algunos de ellos:
- Edgar Reese: El mismo día en que toma el
control del bufete, tiene que asistir a la lectura de la sentencia de este caso
sobre venta y tenencia de drogas, por lo que poco puede aportar Haller a la
causa.
- Patrick Henson: Hasta que una ola le incrustó
contra unos acantilados de lava, se ganaba la vida como surfista profesional
gracias a los ingresos (pocos todavía) que le generaba la publicidad y alguna
que otra victoria. Tiene veinticuatro años y es oriundo de Malibú (Florida).
Como consecuencia del accidente tuvo que ser intervenido y para paliar los
dolores posteriores le recetaron un analgésico opioide (la oxicodona), tan
potente que al cabo de unos meses le convirtió en adicto a los calmantes y le
cambió la vida, hasta hacerle zozobrar el día que desesperado por su adicción y
necesitando comprar calmantes a cualquier precio, robó una gargantilla con
diamantes a la madre de una amiga y se la vendió a un prestamista. Ahora está a
la espera de juicio y para poder pagar los gastos de su defensa, al no tener
ingresos, Haller le ha contratado como chofer.
- O el caso
de indecencia pública de una mujer que cuando se estaba bañando desnuda en la
playa de Malibú, un agente del sheriff le ordenó salir del agua. Haller tenía
claro que el asunto sería desestimado toda vez que fue el policía quien “creó
el delito” ya que no había sido testigo directo del hecho en su origen, sino
que éste se evidenció cuando le exigió que saliese del agua.
EL CASO ELLIOT:
Walter Elliot
llegó a Hollywood veinticinco años antes de que sucediesen los hechos que están
a punto de llevarle a prisión. No llegó con las manos vacías, ya que era el
heredero de una fortuna amasada a costa de una mina de fosfato, pero poca cosa
en comparación con lo que después conseguiría. Nada más pisar suelo californiano
fundó Archway Pictures y la ubicó en Melrose Avenue, próxima a la Paramount
Pictures, para aprovechar los descartes del coloso del cine. Aunque tardó casi
una década en situarse, cuando lo hizo fue por la puerta grande, al conseguir un
Oscar de la Academia a la mejor película y alcanzar una notoriedad importante
con sus consiguientes beneficios. Después supo invertir las ganancias hasta
consolidarse en el ranking de las cien personas más poderosas de la industria.
Lógicamente,
su fortuna personal también creció en la misma proporción y la invirtió en el
sector inmobiliario, que crecía como la espuma. Eso le sirvió a la hora de
conseguir avales cuando fijaron la denuncia por homicidio en veinte millones de
dólares, pues pudo conseguirlos sin problemas.
Mitzi Elliot,
modelo de profesión hasta su matrimonio, murió a los treinta y nueve años de
edad cuando se encontraba con su amante, Johan Rilz, en una de las siete casas,
propiedad que su marido tenía en Los Ángeles y alrededores. Se trataba de una
residencia de fin de semana ubicada en una pequeña cala de Malibú. La
habitación en la que hallaron los cadáveres medía más de cien metros cuadrados
y estaba decorada totalmente en blanco, tanto en paredes como en mobiliario,
moqueta, alfombras o ropa de cama. Una de las paredes era un amplio ventanal que
abarcaba del suelo al techo con vistas al mar. Quizás por ello la escena les resultó
tan grotesca a quienes allí concurrieron por el fuerte impacto visual que
representaba la fuerza del rojo de la sangre sobre el blanco inmaculado.
Ambos
cadáveres estaban desnudos: la mujer sobre la cama y el hombre junto a la
puerta del dormitorio. Les habían asesinado con un mágnum calibre 44 a bocajarro,
por lo que los orificios de las balas eran grandes y denotaban encono. A Johan
le dispararon dos tiros en el pecho, a ella los mismos, en idéntico lugar
además de uno más en la frente.
Fue él quien
los encontró y llamó a la policía y los investigadores hicieron su trabajo con
tanto esmero que, desde ese día, su vida se convirtió en un infierno al convertirse
en el principal sospechoso del doble asesinato. Motivos para serlo también los hubo,
por lo que su abogado tendrá que forjar la daga, afilarla y usarla sin
misericordia ni cargo de conciencia (Haller dixit).
PERSONAJES:
- Michael Haller: Protagonista de la novela, es
abogado de defensor e hijo de un abogado legendario en el estado. Divorciado en
dos ocasiones y con una hija, su vida está al borde del caos. Acaba de
incorporarse a su trabajo, tras sufrir las secuelas de un intento de homicidio
en un caso anterior y las terribles consecuencias sufridas tras varias
intervenciones quirúrgicas. Para los días de veredicto acostumbraba a poner su
traje de la suerte, un Corneliani importado de Italia.
- Harry Bosch: Su nombre real es Hieronymus
Bosch. Policía desde hace más de tres décadas, está en el cuerpo más como
vocación que como un simple madero con ganas de ganarse la vida. Ojos castaños.
- Lorna Taylor: Exmujer y gestora del bufete de
Michael Haller, hasta la fecha, siempre había trabajado para él desde su propio
domicilio en West Hollywood. Rubia impresionante, es una experta en todo lo
referente a su cometido, especialmente en el terreno comercial.
- Dennis Wojciechowski: Alias Cisco, de origen polaco, trabaja
como investigador freelance para Haller. Mantiene una relación sentimental con
Lorna Taylor, secretaria y exmujer de su jefe desde hace algo más de un año y
en breve se van a casar. Miembro asociado de un club de moteros, el Roas Saints,
siempre viaja encima de su Harley Davidson Panhead. También acostumbra a seguir
la estética biker: ropa de cuero, botas, pendientes, tatuajes… Físicamente es
corpulento, de pelo y bigote canoso, es una persona reflexiva y meticulosa.
- Walter Elliot: Es un magnate poderoso de la
industria del cine, presidente y propietario de Archway Pictures de cincuenta y
cuatro años de edad. Pero no siempre fue así, ya que le costó dinero y
paciencia convertir un estudio considerado un paria de la industria del cine en
uno de los más influyentes. Ha sido acusado de la muerte de su esposa y el
amante de ésta, al descubrirlos junto en su casa de Malibú y todo apunta a que
será condenado como tal.
- Juez Holder: Su nombre real es Mary Townes
Holder. Es la presidenta del Tribunal Superior de Los Ángeles y de ella depende
la buena administración de más de doscientos cincuenta juzgados y cuarenta
tribunales. Llegó al puesto después de veinte años de ejercicio como fiscal,
luego de ser designada juez por un gobernador conservador. Como tal, se la
recuerda por haber dictado las penas más altas. Cercana a los sesenta, todavía
conserva su atractivo. Delgada, tiene el pelo castaño y lo suele llevar
recogido en un moño. Está casada con Mitch Lester, un abogado que normalmente
lleva casos de lesiones y, muy ocasionalmente, penales.
- Bruce Carlin: Unos de los investigadores que
trabajaban para Jerry Vincent y un experto en cuanto a conocimiento interno en
asuntos policiales, porque había fue agente del Departamento de Policía de los
Ángeles. Haller decide contratarlo también para que pueda ponerles en
antecedentes sobre el caso Elliot dado el poco tiempo del que disponen ante lo
inmediato del juicio.
- Carney Andrews: Contratada cinco meses antes por
Vincent como abogada asociada para el caso Elliot, fue despedida un mes después
de firmar el acuerdo. Casada con uno de los jueces más severos del Tribunal
Superior, se aprovechaba de ello para ser contratada por otros abogados en los
casos en los que su marido ejercía su labor y de ese modo conseguir que se
generase un conflicto de intereses para que los juicios se derivasen a otros
jueces más indulgentes, porque no tenía capacidad intelectual para brillar por
sí misma y encontró en esta fórmula una manera muy interesante de buscarse la
vida.
ESTRUCTURA:
El libro se
divide en seis partes y está narrado en primera persona por el protagonista:
- En la
primera, la más breve ya que apenas ocupa unas pocas páginas, asistimos a un
juicio entre una de las víctimas de esta novela (Jerry Vincent) y el protagonista cuando uno era fiscal y el
otro abogado de oficio.
- En la segunda
parte nos encontraremos con el grueso de la historia: el asesinato de Jerry
Vincent, la vuelta al trabajo de Haller y los pormenores de la misma y el
juicio a Walter Elliot.
- La tercera
parte es muy interesante, porque en ella asistiremos a la selección del jurado
en el caso contra Walter Elliot y conoceremos a fondo todo lo que rodea a las
normas de recusación aplicables por cualquiera de las partes: juez, abogado y
fiscal y su importancia en el proceso.
- La cuarta
parte está dedicada íntegramente al juicio presidido por el juez Stanton. Además
de los planteamientos típicos en este tipo de situaciones, como es la
presentación de las pruebas o los interrogatorios a los testigos por ambas
partes, el investigador de Haller descubre que uno de los jurados,
concretamente el número siete, se está haciendo pasar por el legítimo al haber
pirateado su nombre y sus citaciones.
- La quinta
parte es una continuación del juicio hasta su final y el desenlace del
asesinato de Vincent a efectos policiales.
- La sexta
parte corresponde al desenlace, el momento en el que todas las tramas se
cierran y es impactante.
CONCLUSIONES:
El veredicto es la segunda novela de Michael
Connelly en la que aparece el abogado Mickey Haller, pero la primera en la que
coincide con uno de sus personajes fetiche: Harry Bosch, con el que le unen
lazos familiares aunque no lo saben. Sus mundos son diferentes, sus modos de
vida también, pero ambos tienen más cosas en común de las que parecen a simple
vista: son personas que siempre alcanzan el éxito en el terreno laboral porque
están más que preparados, mientras que el personal está teñido de desilusión y
desengaños. Acostumbran a confiar sólo en sí mismos y caminan al margen de lo
políticamente correcto.
Sin embargo,
más allá de lo estereotipado que pueda parecer a simple vista el uso de una
pareja tan contradictoria tratándose de personajes que trabajan al alimón en
una historia cualquiera, los clichés se desvanecen a medida que nos adentramos
en la historia al encontrarnos con unos protagonistas mucho más profundos de lo
que realmente quieren aparentar.
Por ello y
aunque sólo sea por eso, creo que sólo me falta recomendar esta novela porque
sin lugar a dudas pasaréis unas horas de lo más entretenidos y con la desazón
como única compañía mientras se resuelve todo y con un final que no deja
indiferente a nadie.
Esta novela participa en la
iniciativa:
Requisito: En la trama interviene un abogado
Hola Kayena seguro que la leeré aunque creo que primero le daré una oportunidad a Harry Bosch y después los retomará a ambos, la primera me encantó de Mickey así que yo creo que con esta también disfrutaré. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarConnelly es uno de mis grandes autores pendientes desde hace años, y mira que disfruto con este tipo de novelas. No me importaría ponerme con esta pero leyendo en orden que últimamente estoy puñetera con lo del orden de las sagas.
ResponderEliminarBesos.
Pues me pasó como a ti,acabé aburrida con Grisham y creo que desde entonces no he leído ningún thriller judicial.No me la apunto,aunque tu reseña es estupenda,como siempre.
ResponderEliminarUn beso
Michael Connolly me gusta. Y esta no la he leído, así que me la apunto. Besinos.
ResponderEliminarUna reseña estupenda, la novela pinta fenomenal. Besos
ResponderEliminar¡Que gran reseña! Me lo apunto.
ResponderEliminarBesos
¡Hola!
ResponderEliminarNo tiene mala pinta, quizás le de una oportunidad.
Un beso<3
HOla, pues no tiene mala pinta jeje... creo que me podría gustar.
ResponderEliminarDesde hoy mismo tienes una seguidora más :), tienes un lindo blog y te invito a que pases por el mio y me dejes tu opinión.
Un beso ~ Arual
Tiene buena pinta la novela, hace tiempo que tengo ganas de leer a este autor. Besos
ResponderEliminarAún no he leído nada del autor y esta novela tiene buena pinta! A mi me pasó como a ti hace años con Grisham, acabé algo saturada....
ResponderEliminarUn beso
Pues tiene muy buena pinta. No me importaría leerlo, aunque tardaré en buscarlo, que ahora mismo voy justita de tiempo.
ResponderEliminarBesotes!!
Jolín, has conseguido que me remuerda la conciencia porque yo también tengo libros esperando su turno desde hace años y lo mismo resulta que también les estoy haciendo de menos...
ResponderEliminarTodavía no he leído nada del autor, ver si me pongo =)
ResponderEliminarBesotes
De Michael Connelly solo he leído libros en los que el prota es Harry Bosch. Me gusta el hecho de que en este salgan los dos, es como cuando en una serie sale alguien de otra serie. Estos días, entre el trabajo que tengo y que estoy vaciando y limpiando mi antiguo piso porque lo voy a alquilar, apenas tengo tiempo para leer ni para leeros, pero me ha hecho gracia lo que has comentado de Grisham porque en la limpieza me he encontrado muchíiiisimos libros de este autor. Creo que tuve una época en las que los leía todos y, como tú, también me acabé cansando un poquito.
ResponderEliminarHola, acabo de conocer tu blog y ya te sigo! Si puedes pásate por mi blog.
ResponderEliminarhttp://novelasqueapasionan.blogspot.com.es/
Respecto al libro, me parece interesante, aún no he leído nada de este autor.
Besos!!
Este libro no lo conocía aunque no es de los géneros que suelo leer. Acabo de descubrir tu blog, te invito a visitar el mío.
ResponderEliminarBesos =)
Me gustan los thrillers con trasfondo judicial. De este autor leí El inocente y me gustó. No me importaría leer esta novela. Besos.
ResponderEliminarUna reseña estupenda, no conocía este título. Me lo apunto. Besos
ResponderEliminarUna reseña estupenda, no conocía este título. Me lo apunto. Besos
ResponderEliminarHabía oído hablar de Connelly pero nunca he leído nada suyo. Son muchos los autores de novela negra que me quedan por descubrir ya que es mi género favorito, espero poder conseguirlo pronto. Tu reseña muy completa ya quisiera yo meter tantos detalles. Un saludo.
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