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sábado, 26 de febrero de 2022

EL LECTOR FIEL, de Max Seeck

 

DATOS TÉCNICOS:

Título: EL LECTOR FIEL

Título original: Uskollinen lukija

Autor: Max Seeck

Traductora: Luisa Gutiérrez Ruiz

Editorial: Maeva

ISBN: 978-84-18184-83-3

Páginas: 440

Presentación: Rústica con solapas

 

Max Seeck (Helsinki, 1985) ha trabajado en el mundo del marketing y las ventas, aunque sus verdaderas pasiones son la escritura y la literatura, en particular la novela negra. Aunque ya ha escrito otros libros, que no han sido traducidas del finés, su lengua materna, el éxito internacional le ha llegado con la publicación, en cuarenta países y otros tantos idiomas, de El lector fiel, el libro del que hoy os quiero hablar. Una historia que transcurre en Finlandia en su trama principal, pero a la que no le faltan algunos escarceos, breves, pero intensos, a Venecia, para de ese modo darnos un respiro y que podamos sacudirnos de vez en cuando esa capa de frialdad que rezuma la novela en cada una de sus páginas y que se nos queda adherida en la piel.

Todo comienza una desapacible noche de febrero cuando la policía se persona en la lujosa mansión con vistas al mar que los Koponen tienen en Kulosaari, (una isla que se fusionó en 1942 a Helsinki para convertirse en un distrito más de la capital), tras ser advertidos de un probable suicidio, percatándose enseguida que no era tal, al descubrir que María Koponen ha sido asesinada y que el modo en que han hallado el cadáver implica que ha habido una puesta en escena previa: la víctima está sentada en una silla, prácticamente erguida. Lleva puesto un vestido de fiesta, negro y con un pronunciado escote. Sin embargo, lo que más desconcierta a los policías es el extraño rictus que perciben en su rostro, donde una sonrisa convulsa resulta de lo más extraña y espeluznante. Tampoco presenta heridas externas que puedan determinar la causa de su muerte.

En un análisis preliminar de la escena del crimen, Jessica Niemi, la responsable de la investigación, descubre una estantería donde se exponen todos los libros escritos por Roger Koponen, marido de la víctima, así como las correspondientes versiones editadas en las distintas lenguas en que ha sido traducido. Al observar y comparar las portadas, percibe que en la mayoría de los países los editores se han decantado por representar el martirio de una bruja. A fin de cuentas, el subtítulo de la trilogía es de lo más obvio: “Un asesino en serie… que se dedica a cazar brujas”. Lo que ya le rechina más es que esas brujas son el fiel retrato de una joven hermosa, vestida de negro y con una sonrisa espeluznante. Está claro que el asesino ha leído esos libros.

Asimismo, se percatan enseguida, que el marido, un afamado escritor de bestsellers, se encuentra presentando la última de sus novelas en Savonlinna, a cuatrocientos kilómetros de distancia. Y es precisamente allí, en el auditorio principal del centro de conferencias donde se entabla después un coloquio cuando un lector de rostro enjuto, sentado en el centro de la sala, le interpela con una serie de preguntas ciertamente inquietantes que consiguen crear una atmósfera incómoda:


Durante la cena posterior al evento, Roger es convocado por la policía para que se persone en la comisaría de la localidad. Allí le informan de lo sucedido con su mujer y, tras un interrogatorio liviano efectuado por Erne Mikson por videollamada, este le envía una fotografía de la escena de crimen, para ver si la intuición de Jessica, cuando observó las portadas de los libros, puede ser refrendada por el escritor. Obviamente, la respuesta es un sí rotundo, claro que lo que no se esperan es que este les de una pista del siguiente asesinato, porque en sus libros murieron dos brujas a la vez y la segunda fue enterrada bajo el hielo, claro que a ellas les seguirán, según la serie Caza de brujas, cinco asesinatos más.

Comienza así una carrera contrarreloj por encontrar al asesino que solo tiene sus momentos de respiro cuando el autor nos traslada a Venecia, para dar paso a otra trama secundaria que nos acerca un poco más a la verdadera protagonista de esta historia: la inspectora del Departamento de Homicidios de Helsinki Jessica Niemi, quince años atrás.

Porque Jessica Niemi, a sus treinta y tres años, es una hermosa mujer de rostro anguloso y expresión grave, pero además de ello, en esta novela, se postula como una auténtica Andrómaca del siglo XXI y, como tal, es capaz de ganar a los criminales en la guerra, aun perdiendo alguna batalla. Para ello se pone en la piel de un líder del ciclismo sin permitirse una sola debilidad. Es disciplinada, constante e intuitiva. También es verdad que tiene un equipo de gregarios dispuestos a suministrarle todo lo que precise y por eso no tiene inconveniente en pedalear junto a ellos cuando la ocasión lo requiere:

- Erne Mikson: Tiene cincuenta años y es el comisario jefe de la Policía Criminal de Helsinki y responsable de la investigación. Es el jefe de Jessica y más que amigo, para él es como su hija, a pesar de tener dos biológicos de los que se siente muy orgulloso. Se conocen desde hace quince años. Tiene una necesidad enfermiza de sermonear a su equipo; sin embargo, se lo perdonan todo porque tiene un gran corazón. Al inicio de la novela, lleva dos semanas con una gripe persistente, de ahí la fijación que tiene con tomarse la temperatura continuamente. La enfermedad no remitirá en ningún momento, derivando en otra más seria.

- Jussuf Pepple, Subinspector del equipo de investigación. De origen etíope, nació y creció en Söderkulla, un barrio de una localidad cercana a Helsinki. Es guapo, tiene los ojos y grandes y es atlético. Tiene dos años menos que Jessica.

- Mikael Kaariniemi: Cuarenta años y con problemas de calvicie. Es un hombre con una confianza en sí mismo a prueba de bombas. Le gusta vestir bien. Es soltero, aunque siente que hay química con su superiora.

- Rasmus Susikoski: Tiene treinta y tres años y es pareja de Nina, aunque no lo admitirán nunca. Es el muy agudo en sus análisis, debido en gran parte a sus grandes conocimientos enciclopédicos, claro que también tiene problemas de sudoración, en la misma proporción. Estudió Derecho, aunque nunca ha ejercido como abogado.

- Nina: Cuarenta años y guapa. Suele vestir siempre de manera desenfada, con sudaderas y vaqueros. Junto con Rasmus, están considerados los cerebritos del departamento, ya que tienen un ojo infalible para localizar los detalles más trascendentales de cada investigación.  

 

Sin embargo, cuando llega el momento de la verdad, está sola cuando se trata de escalar las cimas más escarpadas. Para ello echará mano del estoicismo como combustible para alcanzar la meta. Lo veremos en Venecia, donde vivirá un romance que la marcará para siempre. Y gracias a esa entereza será capaz de recorrer las  perpetuas llanuras de hielo de Helsinki en las que se esparce la sinrazón de unos crímenes cometidos en nombre del sinsentido y soportando vendavales de incertidumbre mientras una sombra parece acecharla, porque aguantar es vencer.

Porque ambos escenarios están perfectamente plasmados. No ha incurrido el autor en cometer el error de ofrecernos extensas descripciones de esas ciudades tan antagónicas y dispares, sino que nos deja que seamos nosotros quienes percibamos las diferencias, quienes exploremos esos ambientes llenos de oquedades a un ritmo frenético que, en muchas ocasiones, te deja sin respiro, porque sus poco más de cuatrocientas páginas, relatadas por un narrador omnisciente, están divididas en ciento diez capítulos, lógicamente de corta extensión.

 

El lector fiel lleva como subtítulo la siguiente frase:

¿Por qué un autor debería tener miedo de lo que escribe?

Si no te suscita curiosidad, háztelo mirar. Para mí fue el mejor de los reclamos y, francamente, he encontrado la respuesta servida en forma de una trama tan perversa como adictiva, tan desquiciante como hipnótica, como una danza salvaje e irracional en la que el sadismo lleva la batuta. Porque Max Seeck ha urdido una historia bien narrada a la que no le faltan aditivos, entre los que destacan un buen número de asesinatos rituales a cual más escabroso y una investigación enloquecedora en la que la necesidad de ir uniendo detalles relevantes con los que poder descifrar el imponente puzle diseñado por alguna mente diabólica es más que perentoria, hasta el punto de que una vez llegado el desenlace, casi que te quedas frío, helado como un témpano escandinavo, quizás porque no queda muy claro el destino de algunos personajes, algo que, imagino, se explicará en entregas posteriores, pues nos encontramos con el primer libro de una serie.

Esta reseña participa en el reto:



Escenarios de Novela Negra - Nivel "LiteCultureta"

Helsinki: Capital Europea de la Cultura, año 2000



lunes, 14 de febrero de 2022

TODOS LOS DEMONIOS, de Luis Roso

 



DATOS TÉCNICOS:

Título: TODOS LOS DEMONIOS

Autor: Luis Roso

Editorial: Alrevés

ISBN: 978-84-18584-20-6

Páginas: 440

Presentación: Rústica con solapas

 

 

Luis Roso (Moraleja, Cáceres, 1988) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y en Filología Inglesa por la Universidad Autónoma de Barcelona. Además, posee un máster de Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca.

Con su primera novela, Aguacero (Ediciones B, 2016), inicia la serie del Inspector Trevejo. Asimismo, fue galardonada con el premio Tuber Melanosporum en el festival Morella Negra a la mejor novela negra novel el mismo año de su publicación. La siguiente de la serie, Primavera cruel, fue publicada en 2018 por la misma editorial. En 2020 el autor cambia de editorial y con Alrevés publica Durante la nevada, abandonando por un tiempo la serie iniciada en 2016 y retomándola a continuación para publicar a finales de 2021 Todos los demonios, el libro del que a continuación os hablaré.

Todos los demonios es uno de esos libros que esperaba como agua de mayo. Llevaba mucho tiempo deseando ponerme a leer esta serie, en concreto desde 2016, año en el que el autor publicó la primera entrega de la que leí un buen número de reseñas y en todas se destacaba, además de su calidad literaria, el hecho de que se había sacado de la chistera a un protagonista muy carismático y que la originalidad de la obra residía en que la acción transcurría en un momento delicado de nuestra historia reciente, ya que se remontaba a aquellos tiempos ingratos de la dictadura, envueltos en la bruma de la década de los cincuenta del siglo XX y, teniendo en cuenta que ese protagonista era un policía, la cosa daba un poco de repelús.

El caso es que por una razón o por otra, nunca encontraba el momento de abordar la obra de Luis Roso y, cuando pude, fue para leer su tercera novela: Durante la nevada, que curiosamente tomaba otros derroteros en cuanto a que el autor había cambiado de tercio y abandonado a Trevejo provisionalmente, pero que me dejaba clara una cosa: Luis Roso es un crack a la hora de ambientar sus novelas, porque sabe crear esa pátina de época tan evocadora como para que el lector se sienta uno más en el entorno en que se desarrolla la acción. Lo bueno, claro está, es que ese abandono de su personaje estrella duraría solo unos meses, como así nos lo confirmó él mismo en un encuentro que mantuvimos en la pasada Feria del Libro de Madrid.

Así que ahora sí que sí puedo decir que he conocido a Ernesto Trevejo, inspector de la Brigada Criminal de Madrid y estoy encantada de ello, sobre todo con esta novela de la que, una vez procesada (leer y procesar no es lo mismo), quiero destacar algo que me ha parecido muy importante:

Todos los demonios es una novela policíaca difícil en su ejecución, toda vez que se trata de una historia de ficción con demasiados tintes de realidad en la que el autor ha hecho un esfuerzo ímprobo para contextualizar el momento histórico en el que transcurre y ambientar con infinidad de detalles ese Madrid que en el inicio de la década de los sesenta era un avispero de espías, de todas las nacionalidades. Un Madrid en el que los huidos del nazismo campaban a sus anchas, saboreando las mieles de una impunidad absoluta ofrecida por un gobierno tan preocupado por reivindicarse ante el mundo como la reserva espiritual de occidente que era demasiado tolerante –e interesado, que tampoco hay que engañarse- con estos personajes, reconvertidos bien en boyantes hombres de negocios o nacionalpensionistas retirados de lo suyo, según el caso; o que, lógicamente,  también servía de puerto franco desde el que recalar a Portugal, cuyo régimen guardaba demasiadas similitudes con el franquista, para pasar de allí a Sudamérica. Obviamente, esos barros llevaron implícitos otros lodos, por lo que estos carniceros que en el crepúsculos de la II Guerra Mundial vieron lo que se les podía venir encima, antes de coger la  excedencia idearon la manera para que otros colegas no tuviesen “problemas de identidad” en sus nuevos destinos, por lo que durante la lectura seremos conscientes de su funcionamiento. Por si fuera poco, no solo de hijos del III Reich está poblado este libro, sino que varios servicios de inteligencia, de otras nacionalidades, como la CIA o el Mosad, estarán al acecho para darles la réplica.

Está claro que con estos ingredientes ni el mismísimo Chicote hubiese sido capaz de preparar un cóctel más refinado que el que nos ofrece Luis Roso, recurriendo como un buen barman, a la clásica fórmula del 2:1:1; es decir, comenzándolo con dos partes de licor, para seguir a continuación con una parte dulce y otra amarga y así conseguir una bebida completamente equilibrada y sutil.

Dicho lo cual, una de las dos partes de licor sería la que os he comentado previamente, ya que esta historia podría considerarse un híbrido de novela de espías y policíaca, así que ahora os hablaré de esta segunda parte que tiene que ver con la trama policial:

En Madrid, un día de agosto de 1960. Jude Kochanski, un ciudadano alemán y judío, director del Goethe Institut, ha sido asesinado en su despacho con evidentes signos de haber sido torturado. Claro que la cosa se complica un poco más cuando al día siguiente se descubre, casi por casualidad, que en un pueblo de Toledo han aparecido los cadáveres de un cura y su asistenta, también con signos de tortura. Poco tardan en relacionar ambos sucesos y una vez hechas las pertinentes indagaciones en el entorno laboral del alemán, en particular tras la declaración de una empleada, parece que hay un nexo de unión entre el sacerdote y el Instituto Goethe y este tiene forma de cuadro.

Hasta ahí todo normal para un aficionado al género negro, ¿verdad?. Pero no lo es tanto cuando el autor nos pone en antecedentes de la situación política que atravesaba en ese momento el país, que tras un periodo autárquico e intervencionista en el que se vio estrangulado a nivel económico y al borde del abismo, empezó a experimentar un crecimiento sin precedentes y, para ello, era vital mejorar su imagen de cara al exterior, que no estaba como para tirar cohetes y esta circunstancia podía causar un incidente diplomático de consecuencias imprevisibles al ser la primera víctima un funcionario de alto rango en una institución gubernamental alemana, por lo que el mismísimo Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Maria Castiella, se persona en el lugar de los hechos y junto al comisario Gabriel Rejas deciden que la investigación corra a cargo del inspector Ernesto Trevejo, el más brillante de los policías con los que cuenta y el único que puede resolver el asunto de la manera más rápida y acorde a sus intereses.

Sin embargo, estos hechos serán solo la punta del iceberg de una trama palpitante con la que Luis Roso consigue que sientas, a cada página que lees, una sorprendente e incómoda sensación de inseguridad, pues la suerte que corre el protagonista, que no deja de meterse en jardines, parece ser la tuya.

La parte dulce nos la proporcionarán los personajes, empezando por el protagonista, que narra la historia en primera persona con el plus que esto supone a la hora de empatizar y más tratándose de un policía carismático, irónico e inteligente. Además, le acompaña un elenco de lo más variopinto y atractivo. Da igual que sean buenos, malos o peores, porque todos están maravillosamente perfilados, son creíbles y actúan acorde a distintas personalidades cinceladas a base de matices y contradicciones, firmeza y adversidades. Gracias a ellos, a los diálogos que entablan, a las situaciones que viven, se plantea la trama y de manera coloquial el autor va introduciendo parte de la mucha documentación que ha ido acumulando para hacer la historia más verosímil.

En la novela se entrecruzan personajes reales y ficticios. Al principio mencioné al ministro de Asuntos Exteriores del momento, perfectamente definido si consultamos la hemeroteca, pero hay otros, como Otto Skorzeny, el destacado coronel de las Waffen-SS, que te quitarán el resuello y, como él, muchos otros.

La parte amarga nos la proporciona el momento histórico en el que transcurre la novela, con un Madrid atestado de espías internacionales, nazis evadidos de su país con el beneplácito de algunos gobiernos occidentales y la colaboración de la Iglesia católica, que no solo eludieron a la justicia, sino que ni siquiera se preocuparon de cambiar su identidad porque gozaban de total impunidad. Por otro lado, está situación dio lugar a la llegada de los cazanazis, que impotentes ante semejante impasibilidad, acometieron por su cuenta y riesgo la localización de los criminales que ellos mismos subrayaron como los más buscados, para organizar, entre todos, un pandemónium de cuidado.

Para resumir, solo os puedo decir que Todos los demonios es una novela compleja en la ejecución, pero impecable sobre el papel, ya que todo lo enrevesado que puede suponer para algunos el “mundo espías”, narrado por Luis Roso adquiere una dimensión espectacular. La historia te devora, te envuelve, te atrapa. Hay momentos en que adquiere ritmo de thriller, otras veces es más pausada. La calidad literaria es innegable y la amenidad es su rasgo más característico.



Esta novela participa en el Reto:

Escenarios de Novela Negra - Nivel "LiteIntrépido"