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miércoles, 19 de octubre de 2011

EL TALLER DE LOS LIBROS PROHIBIDOS, de Eduardo Roca



DATOS TÉCNICOS:
Título: El taller de los libros prohibidos-COMPRAR 
Autor: Eduardo Roca
Editorial: Planeta
Colección: MR Novela Histórica
ISBN: 978-84-270-3709-0
Páginas: 640




ARGUMENTO:
Nos encontramos a finales del siglo XIV: La inflexible y obsoleta Europa comienza a agitarse, nuevos aires amenazan las caducas tradiciones y los poderes establecidos. El conocimiento está en manos de unos pocos: la Iglesia y la aristocracia, aunque empieza a emerger una nueva clase social: la burguesía. En Colonia, un grupo de sabios y expertos en diferentes materias se reúnen de manera regular y clandestina en la librería de Johann Buchmann. Tienen un anhelo común: la necesidad de difundir la cultura por medio de los libros. Pero esa ilusión, de momento, es una utopía, porque quienes ostentan el poder no están dispuestos a permitir que ninguna idea innovadora ponga en peligro sus prerrogativas. De momento, la elaboración de los libros se realiza en los monasterios, excepto en el caso de Nicolás Fischer, que sabiendo bregar con el poder, ha conseguido poseer dos obradores dedicados a tal fin (uno oficial, el otro secreto). Hasta que un humilde orfebre elabora un sencillo sistema que permite escribir de manera mecánica y, poco a poco, aún a sabiendas del precio que habrá de pagar en caso de que le descubran, conseguirá crear un dispositivo más depurado que le permitirá imprimir libros a una velocidad más que aceptable y más económica.


IMPRESIONES:
Decía J.J. Rousseau que la historia era el "arte de elegir entre varias cosas falsas la que mas se asemeja a la verdad". No sé si será así para muchos, pero no es mi caso. Tampoco negaré la mayor, porque son demasiados los ídolos de barro que han existido y que se ocuparon en su día de manipular la propia, ya que no estamos hablando de una ciencia exacta y ésta siempre ha sido contada por los vencedores. Si además contamos con el inconveniente de que con el paso del tiempo se tiende a desfigurar los recuerdos, el resultado es desalentador. No obstante, la historia tiene sus propias herramientas para interpretar la acción del hombre a lo largo de los siglos y su repercusión en la realidad. Sin embargo, es muy posible que esta máxima sirva para la novela histórica, dado que ésta se vale de personajes de ficción en la mayoría de los casos para acercarnos al pasado.

Fuente: Wikipedia - Imprenta siglo XV
“El taller de los libros prohibidos” es la primera novela de Eduardo Roca. Es, ante todo, una novela histórica, en la que el pasado nos sirve de espejo para reflejar nuestro presente y de ese modo comprender el complicado proceso, ya que nos permite convertirnos en testigos oculares. Porque sólo entendiéndolo así, comprenderemos la difícil labor de los personajes que aparecen en la novela, que viviendo inmersos en un sistema profundamente injusto, no sólo tuvieron que luchar contra el poder establecido, sino con los valores y la concepción del mundo que hasta ese momento se mantenía e iniciaron un difícil camino para transmitir el conocimiento de los libros al pueblo, con el descubrimiento de la imprenta. Y Roca lo hace con contundencia y sensibilidad, pero también preocupándose por transmitir los hechos que sucedieron en realidad, intentando ser lógico y coherente. Eso si, Roca nos transmite esos hechos, tomándose algunas licencias que bien explica al final de la novela, mediante una nota.

En las descripciones se aprecia la erudición y la labor de documentación del autor: son precisas a la hora de situarnos en el momento histórico y los principales nudos de éste. Nos presenta una sociedad analfabeta, pues la cultura se concentraba en manos de la clase dominante: la Iglesia (los libros se realizaban en los monasterios, donde los monjes elaboraban manualmente los libros) y la nobleza. Y precisamente esta clase dominante, heredera y monopolizadora del poder político y religioso, así como de la riqueza y el capital, entendía que este orden no debía ni podía cambiar, aunque para ello tuviesen que recurrir a cualquier ardid por rancio que resultase y de ese modo seguir manteniendo el poder institucional. Uno de los momentos más dramáticos de la novela es la ejecución del padre Wahrheit, acusado de herejía. Resulta triste y dolorosa no sólo por el hecho en si, ya que tras ser torturado, es quemado en una hoguera en la plaza de la Catedral, sino por la utilización que se hace del pueblo, ese mismo pueblo al que el sacerdote ha cobijado y alimentado en los momentos de hambruna porque su concepto del cristianismo difiere con el que mantiene el Arzobispo, inclinado al lujo y al boato (por no hablar de otras inclinaciones más deleznables) y porque la verdad y la justicia no siempre forman un tándem perfecto. Pero también asistimos y disfrutamos viendo la evolución en la investigación y desarrollo de este invento: desde la elaboración de cada una de las letras y de cómo Lorenz va consiguiendo formar palabras, hasta la adecuación de una prensa de uvas en un aparato que le permitiese imprimir hojas de papel de diferente tamaño.

Tanto la historia principal como las secundarias forman un cuerpo compacto, se retroalimentan y sustentan, consiguiendo un argumento mucho más rico. Los giros argumentales son decisivos y están perfectamente razonados. Estos giros, normalmente, lo son en el ámbito psicológico, como en el caso de Lorenz, que llevando una vida uniforme y anodina durante años, cuando es expulsado del taller de orfebrería propiedad de su suegro, en vez de venirse abajo, aprovecha el momento para desarrollar su invento; o cuando tras la muerte de Martin Wahrheit, esta tremenda injusticia le da alas para entender, por fin, el cometido que debe desarrollar en la vida, asumiendo las consecuencias (acaba de ver morir a su amigo en la hoguera) sin contemplaciones. Lógicamente, el giro final es admirable por lo inesperado, ya que cuando imaginamos una solución coherente para los implicados, que parece que se nos está poniendo en bandeja, el autor se decanta por otra mucho más acertada, consiguiendo un giro de tuerca sorprendente.

El tiempo, en ocasiones, no transcurre de manera lineal. En unos casos, se recurre a la descripción; en otros, por medio de diálogos, los personajes nos ponen en antecedentes sobre su pasado. Estos diálogos, ágiles y perfectamente hilados, además de aleccionarnos nos obligan a reflexionar. Otras veces se recurre a la analepsis, como cuando Nicolás Fischer medita acerca de su vida en Granada o en Toledo, lugares que le marcaron de por vida y donde adquirió su inmensa cultura. De ese modo conocemos también el origen de su hijo, pero, sobre todo, nos permite conocer el carácter del personaje y su modo de proceder.

Manuscrito medieval
Los personajes están muy bien construidos, tanto en lo físico (describiendo sus rasgos, su fisonomía, su modo de vivir, etc) como en lo psicológico (sabemos como piensan, su comportamiento e incluso su opinión ante la realidad), hasta el punto de que llegas a considerarte parte de su realidad, porque vives en primera persona todo lo que a ellos les ocurre. No son para nada estereotipados, a pesar de que nos encontramos con “malos malísimos” como el alcalde Heller Overstolz o el arzobispo Dieter von Morse, ambos con una mentalidad compleja y maniqueísta, o “buenos muy buenos”, que sólo parecen luchar por el bien común, pero es que precisamente en la amplia gama de personalidades y personajes que Eduardo Roca ha creado reside parte de la riqueza de esta novela. Para entender el fin que perseguían estos hombres, sirva esta parte de una conversación mantenida en la librería: “Los cambios tienen consecuencia y no son siempre controlables, Merrill. La reproducción más rápida de un libro hará que se disipe el dominio que se ejerce sobre él, sobre su historia y su recorrido. Perderá su exclusividad, sí, en eso te doy la razón”, para después proseguir: “Pero a cambio ayudará a que personas con pocos recursos tengan la posibilidad de leerlo, de que el saber se transmita sin que nadie manipule su difusión, de que ni el dinero ni la religión corten las alas del que quiera aprender…”. (página 458).

Y precisamente, en contraposición a estas ideas, una vez conocida por el arzobispo la existencia de un libro con los Evangelios traducidos al alemán, su actitud, expresada al alcalde, es la siguiente: “Por todos los santos, ¿comprendes lo que podría pasar si esto llegara a convertirse en un libro popular, leído por todo el que lo deseara? Se creerían capaces de ser ellos mismos, esos estúpidos, los que buscaran a Dios… No necesitarían intermediarios, llegaría la confusión y consecuentemente la Iglesia perdería fuerza. Eso sería un caos ¡Un caos! – bramó-. Nosotros somos los únicos capacitados para entender y amplificar la palabra de Dios. ¡Nosotros!...” (página 543). (No os voy a decir lo que a continuación se produjo y la repercusión que finalmente tuvo porque sería desvelar demasiado).

El estilo es conciso, natural y formal, capaz de transmitir objetividad a la hora de reproducir los acontecimientos, pero también vigoroso. En cuanto al lenguaje, es muy cuidado e intenso, lleno de recursos expresivos y matices.


CONCLUSIÓN:
Esta novela es un homenaje a la literatura, pero también a los innovadores, que según palabras del autor “se adelantan a las necesidades de la humanidad, respondiendo a retos que esta ni siquiera ha llegado a plantearse y ayudándola a progresar” y nos acerca a unos personajes indelebles, difíciles de olvidar, que pudieron forman parte de ese colectivo que, con su actitud, sembraron los frutos que en la actualidad saboreamos, porque la historia del conocimiento está llena de luces y sombras y el autor nos permite conocer no sólo como ocurrieron los hechos, sino la forma en que se desarrollaron y sus consecuencias. Además, posee todos los ingredientes necesarios para estimular al lector: algo de misterio, mucha intriga, grandes dosis de amistad, demasiada intolerancia, amor… y, sobre todo, subyace la idea de que la lectura es la base fundamental en la que se sostiene el desarrollo de nuestra civilización, imprescindible para el progreso y la importancia de la alfabetización, como antídoto contra determinadas creencias y la exacerbación.

Por último, quiero agradecer tanto a Ediciones Martínez Roca su colaboración como a Eduardo Roca, el autor, las bellas palabras con las que me dedicó un ejemplar de esta extraordinaria novela. ¡Muchas gracias!











5 comentarios:

  1. Completísima reseña! tengo el libro en mi estantería ya que me lo regalaron este verano, aún no me he puesto con él, la novela histórica es de mis géneros favoritos y si está bien documentada y tiene un argumento atractivo como esta seguro que me encanta
    un beso!

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  2. Tengo muchas ganas de leer este libro. Lo tengo apuntadito para una próxima visita a la librería. Tu reseña me ha encantado y aún tengo muchas más ganas de leerlo.
    Besos

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  3. Estupenda reseña! Me he apuntado a un concurso en el que se sortean dos ejemplares; si no me toca, tendré que comprarlo que parece un imprescindible...
    Besos,

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  4. Hola Cayenna, en general me gustan mucho tus reseñas, pero esta me ha parecido mucho mas trabajada, muy completa. Tus impresiones y comentarios impresionantes, quizá debido a que ya había leído el libro. Sigue así. Un beso

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  5. Pedazo reseña más buenaaa, felicidades...leeré entonces el libro, claro...un saludo

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