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sábado, 24 de abril de 2021

EL BUEN PADRE, de Santiago Díaz

 


DATOS TÉCNICOS:

Título: EL BUEN PADRE

Autor: Santiago Díaz

Editorial: Reservoir Books

Colección: Roja y Negra

ISBN: 978-84- 17910-99-0

Páginas: 416

Presentación: Rústica con solapas



Santiago Díaz Cortés (Madrid, 1971) nació escritor, solo que se ha pasado media vida disimulándolo. A esa manía se debe el que durante un lustro estuviese trabajando en el Departamento de Ficción de Antena 3 Televisión desempeñando el puesto de Delegado de Contenidos para series como "Compañeros", "Un paso adelante", "Aquí no hay quien viva" o "Código Fuego", para luego ocuparse a tiempo completo en la escritura de guiones. Y así, durante más de dos décadas, ha trabajado para diferentes productoras y en un nutrido número de series famosas como "Hermanas", "El pasado es mañana", "Yo soy Bea", "El don de Alba" o "El secreto de Puente Viejo", de la que ha escrito casi 2.000 capítulos, si no los ha superado.

El 24 de mayo de 2018 publicó su primera novela, Talión, traducida a varios idiomas y que está siendo adaptada como serie de televisión. Con ella ganó el Premio Morella Negra 2019 y el Benjamín de Tudela 2019. De ella dije, en su día, que como siguiese manteniendo el mismo nivel en  sucesivas publicaciones, que Dios nos cogiese confesados, algo que he estado a punto de hacer, pero no encontré una iglesia cerca, tras leer El buen padre, así que ahora os voy a hablar de su nueva novela:

Una novela que arranca con una escena de lo más cinematográfica y que, sin embargo, te deja con un poso de amargura, porque lo que relata lo has leído en muchas ocasiones y visto en informativos cientos de veces más, ya que es muy común hoy en día, más de lo que muchos pensamos, más de lo que la mayoría deseamos, dado a veces la ficción, a menudo, solo es un reflejo de una realidad imposible de superar. O eso parece. Una escena en la que unos Zetas irrumpen en un domicilio particular, en una urbanización de clase media tirando a alta y que tras atravesar el dintel (me encanta esta expresión, tan habitual y ciertamente absurda) sin la orden pertinente, ya que han acudido alertados por la denuncia de una vecina que ha escuchado gritos pidiendo auxilio, para encontrarse con el cadáver de una mujer a todas luces asesinada por su marido, que se encuentra en la habitación contigua en estado de shock, ensangrentado de pies a cabeza y con un cuchillo de trinchar a su lado, también manchado de sangre. La víctima se llama Andrea Montero. El hombre es su marido y esta escena, a modo de preámbulo, transcurre un año antes de que dé comienzo la verdadera historia que se relata en El buen padre.

Una historia que, a su vez, comienza con otra escena, tan cinematográfica como la anterior, quizás porque el entorno es mucho más “amable” y popular, lo que implica que haya un montón de curiosos alrededor. En ella nos encontramos con la aparición de un cadáver que ha sido lanzado dentro de una maleta a la que habían añadido unas pesas, al Estanque del Retiro, el grande, sí, el más majestuoso de los construidos en el parque. Fue hallado por un grupo de corredores un domingo a primera hora de la mañana y la encargada del caso es la inspectora Indira Ramos, que rápidamente se persona junto a su equipo. Según las indicaciones del forense, se trata de una mujer de poco más de cuarenta años, que ha muerto a causa de un disparo en la cabeza un par de semanas antes y con los cinco dedos de su mano izquierda rotos.

En las pesquisas posteriores descubren que se trata de Alicia Sánchez Merino, desaparecida doce días antes, según la denuncia que presentó su marido, Miguel Ángel Ricardos, un engominado empresario de cuarenta y ocho años con domicilio en el barrio de Salamanca y oficina en el Paseo de la Castellana. El clásico yuppi de oro que se derrumba al primer interrogatorio y pone sobre la pista a la policía de quien puede ser el responsable de semejante crimen.

Y entonces es cuando empiezo a preguntarme si no me habré confundido de libro, porque lo que he leído en la contraportada no se corresponde con lo que llevo leído hasta ese momento. Y recapacito, claro, porque aunque haya asistido a dos asesinatos sin despeinarme, apenas he leído una treintena de páginas.

Pero no, me estoy adelantando, porque antes de esas escenas, antes de nada, me he encontrado con una de esas citas que suelen acompañar casi todas las novelas y que suelen, también, aludir al contenido que nos vamos a encontrar a continuación. Claro que en este caso, más que aludir, parece que marca el paso de muchos de los personajes que habitan en este libro:

Es el caso de Ramón Fonseca, un anciano de ochenta y cuatro años que lleva uno viviendo en Madrid, ciudad a la que se trasladó desde su Málaga natal cuando detuvieron a su hijo Gonzalo por el asesinato de su mujer. Desde entonces se ha convertido en la sombra de lo que era y se limita, prácticamente, a dejar correr los días mientras alimenta su amargura entre una visita y otra al centro penitenciario donde se halla su hijo cumpliendo una condena de veinte años. Su mujer, Nieves Pons, murió unos meses antes, de infarto, justo en el momento en el que el abogado de Gonzalo les hizo partícipes de que abandonaba su defensa. Así que no es extraño que decida hacer lo que tiene que hacer, sin necesidad de justificarse: secuestrar a las tres personas que influyeron decisivamente en el juicio contra su hijo, a las que ha vigilado desde entonces y sobre las que tiene sus reservas:

- Juan Carlos Solozábal: Se convirtió en el abogado de Gonzalo Fonseca por un compromiso moral, por una necesidad de ayudar a sus padres, a los que había conocido cuatro o cinco años antes en un viaje lúdico a Egipto. Allí trabó amistad con ellos y cuando se presentaron en su despacho buscando su ayuda no pudo negarse. Y, aunque en principio no apostaba por salir airoso por lo incontestables que eran las pruebas en contra, a medida que empezó a investigar empezó a tener serias dudas. El problema vino cuando decidió abandonar la defensa, porque hay cosas que deben hacerse y se hacen. Cuarenta años recién cumplidos. Se encuentra en un búnker de cinco metros cuadrados, sin ventanas y aislado del exterior por unos gruesos muros de hormigón en pleno subsuelo de Madrid, pero la policía no lo sabe.

- Almudena García: la jueza que se hizo cargo del caso. Cincuenta y nueve años. Guarda un secreto que, de saberse, podría acabar con su carrera: es ludópata. Comenzó por casualidad, echando unas monedas a una máquina tragaperras, para continuar con las carreras de caballos, la ruleta o las apuestas deportivas, hasta que descubrió que el póquer era su Valhalla particular y confundió a los organizadores de las timbas con valkirias, a Odín con un crupier y el salón de  Asgard con esas suites en hoteles de cinco estrellas que acostumbraba a frecuentar para tal fin. Y llegaron los problemas, variados, de distinta índole. Y cuando la pusieron entre las cuerdas, comprendió que hay cosas que deben hacerse y se hacen. Ahora se encuentra encerrada en lo que antiguamente fue el despacho de una imprenta abandonada en el polígono industrial de Los Ángeles, en Getafe, solo que la policía no lo sabe. Las paredes están cubiertas de grafitis y la puerta y ventanas selladas con ladrillos y cemento. No sabe por qué, aunque algo intuye, ni dónde ni hasta cuándo.

- Noelia Sampedro: Testigo en el juicio contra Gonzalo Fonseca, donde afirmó haber visto al acusado agrediendo a su mujer en el ascensor de un hotel el mismo día del asesinato. Brillante estudiante de Comunicación Audiovisual de veintidós años, guapa y con aspecto de modelo, lo que le permite ganarse muy bien la vida como scort. Fue precisamente una compañera de clase con un status fuera de lo común quien la introdujo en ese mundillo, con sede en una agencia de la calle Jorge Juan, que le permitió un nivel de vida muy por encima de la media. Sin embargo, pronto descubriría que a veces la vida te plantea dilemas y llega el temido instante de elegir. Por eso, llegado ese momento, entendió que hay cosas de deben hacerse, y se hacen. Está encerrada en lo que parecen las duchas comunitarias de un antiguo hospital situado en Los Molinos, en la sierra de Guadarrama, solo que la puerta de acceso está tapiada con un muro de ladrillos y cemento y la policía no lo sabe.

Tres personas escondidas en tres lugares diferentes que morirán en un plazo de tres semanas, con una distancia en el tiempo de una semana entre cada uno de ellos en el supuesto de que no reabran el caso y tramiten la orden de puesta en libertad de su hijo. Para que el plan se cumpla y funcione como un reloj suizo, se entrega a la policía, exigiendo que sea la inspectora Ramos, en la que confía, quien se encargue de la investigación.

Pero esta cita también se debería aplicar a Indira Ramos, diplomada en Magisterio aunque con una vocación temprana que sorprendió a su familia cuando les comunicó su anhelo de ser policía. En la actualidad tiene treinta y seis años y bellas facciones que ayudan a disimular su mal llevado, aunque incipiente, sobrepreso. De pelo corto, en el que ya se intuyen algunas canas que se niega a esconder por los mismos motivos por los que evita el maquillaje: porque sufre un extraño trastorno obsesivo-compulsivo a raíz de una caída, cuando cinco años atrás perseguía a un criminal, en una fosa séptica. Estuvo a punto de morir por intoxicación y uno de los efectos secundarios que le quedaron fue el de un terror irracional tanto a virus como a bacterias, de ahí que sus manías por el  orden, la limpieza y la higiene se hayan multiplicado a niveles superlativos. Sin embargo, este problema, que nos dará para más de un momento hilarante a pesar de lo serio que es, se queda en agua de borrajas ante otro que afecta al terreno laboral, que no es otro que el rechazo que suscita en su entorno profesional, desencadenado por una acusada integridad que no le permite replegarse ante cualquier falta de ética, hasta el punto de que no dudó en delatar a un compañero por colocar en el momento oportuno una prueba incriminatoria a un delincuente, acusación con la que consiguió que el malhechor siguiese campando a sus anchas y el policía apartado del cuerpo. Porque era algo que debía hacerse y lo hizo.

Con ella trabajan:

- Subinspector Iván Moreno: Aunque cuenta con todos los requisitos para presentarse al examen de ascenso a inspector, las numerosas causas disciplinarias que acumula contra su jefa, a la que desprecia abiertamente, no se lo permiten. La razón es bien sencilla, porque ese policía al que Indira denunció fue Daniel Rubio, el mentor y mejor amigo de Iván, precisamente la persona que le ayudó cuando apenas tenía catorce años y le sacó de la droga. No obstante, la inquina es recíproca; de hecho, la inspectora piensa de él que es un chulo maleducado e inculto, entre otras lindezas, solo que su probado instinto hace que Indira le mantenga en su equipo.  

- Subinspectora María Ortega: Natural de Santander, compartió habitación con la inspectora Ramos durante el periodo de formación en la Academia de Ávila y allí aprendieron a respetarse. Pelirroja natural, llama la atención a su paso.

- Agente Lucía Navarro: acostumbrada a las excentricidades de su jefa. En plena forma física.

- Oficial Óscar Jimeno: Abogado, psicólogo y criminólogo, con un cociente intelectual altísimo y una vocación a prueba de todo, pero torpe y nulo en cuanto a arrestos y audacia.

Por si éramos pocos, aparecen otros tantos personajes más. Lo mejor de cada casa, como los mafiosos Walter Vargas y Salvatore Fusco y algún que otro empresario que telita marinera. Ni qué decir tiene que el elenco carcelario también es como para quitarse el sombrero, ya que solo por conocer a esa fauna merece la pena acercarse a la novela.

Claro que, llegados a este punto, os daré unas pocas pinceladas sobre Gonzalo Fonseca, el protagonista en la sombra y nunca mejor dicho. En la actualidad tiene cuarenta y tres años, un año después de que se cometiera el atroz asesinato que le llevo a la cárcel. Hasta ese día era un ciudadano ejemplar, sin antecedentes, sin una mala multa en su haber. Era director comercial de una marca de electrodomésticos, con un buen sueldo. Estaba casado con Andrea Montero, la víctima, de treinta y siete años, ingeniera y jefa de obra de una constructora, lo que le permitía un sueldo superior incluso al de su marido. Ambos aparentaban ser un matrimonio modelo.

La novela transcurre principalmente en Madrid, excepto una breve escapada a la provincia de Málaga, y Santiago se esmera a la hora de pasearnos por ella y perfilar los diferentes lugares y atmósferas por donde se mueven los personajes. Junto a ellos recorremos los enclaves más emblemáticos, como el Parque del Retiro y en especial el Estanque Grande, la Gran Vía, de camino al Congreso de los Diputados, el Paseo de la Castellana, divisando desde uno de los grandes edificios de la City madrileña todo lo que esa perspectiva puede ofrecernos, que no es poco. Nos aporta datos curiosos y nos invita a conocer sus rincones.

Una historia admirablemente narrada y no exenta de una violencia que se nos muestra sin rodeos, descarnada y tajante, milimetrada en cuanto a dosificación, donde prevalece la solvencia de una investigación meticulosa y con unos personajes de tronío. Una historia que se abre con dos dilemas inquietantes y se cierra con una cita: la primera la formula el propio Ramón Fonseca a un agente cuando acaba de autoinculparse y entregarse a la policía refiriéndose a su hijo, ¿no haría lo que fuera para demostrar su inocencia?. La segunda nos la planteamos nosotros, los lectores, ¿es razonable secuestrar e incluso llegar a matar para reabrir la causa por la que tu hijo ha sido declarado culpable cuando tú crees ciegamente en su inocencia? La cita ya la conocemos, porque hay cosas que deben hacerse y se hacen, pero nunca se habla de ellas. Uno no trata de justificarlas; no pueden ser justificadas. Se hacen, simplemente. Y luego se olvidan.

Santiago Díaz sabe combinar a la perfección la estructura de la novela policíaca clásica con el ritmo endiablado del mejor thriller, que va creciendo conforme avanza la trama, donde brillan los diálogos y destellos de humor inteligente que rozan la ironía las más de las veces, eligiendo para ello la voz de un narrador que apuesta por la parquedad, en un juego narrativo lleno de sorpresas, en el que víctimas y sospechosos van adquiriendo una entidad propia que vamos descubriendo a través de declaraciones, interrogatorios o a medida que avanzan las pesquisas de los policías y reconstruyen los hechos. Poco a poco los personajes van adquiriendo matices nuevos, pues todos están dotados de una gran profundidad.

El autor es un auténtico prestidigitador no solo a la hora de crear una trama bien urdida, sino creando otras tantas a su alrededor que no te dan respiro. Pero si eres capaz de aguantar el tirón, yendo de sorpresa en sorpresa, en un sobresalto tras otro, comprobarás que este fascinante relato está admirablemente cerrado. Si piensas que quedará algún cabo suelto, es que no conoces a Santiago Díaz, porque después de haber leído Talión, sabes que no es de quedarse a medias tintas, así que en El buen padre el autor se viene arriba y vuelve a demostrarnos que si viviese en el siglo XIII, sería un maestro entre aquellos maestros tejedores árabes que inventaron el macramé. Porque él es un artista en esto de hacer arte con los nudos y lo demuestra en cada giro que da la historia, uno tras otro, hasta perder la cuenta.  

Y es que Santiago Díaz, con tan solo dos novelas en su haber, se ha convertido en todo un referente en este mundo de la novela negra y criminal. A la altura de los mejores, empujando con fuerza para situarse en la cima. Palabrita de yincanera, porque hay cosas que deben decirse, y se dicen.


Esta reseña participa en la iniciativa:


 






Apartado: Made in Spain

La acción transcurre en Barcelona o Madrid


domingo, 11 de abril de 2021

LOS MUERTOS NO SABEN NADAR, de Ana Lena Rivera


DATOS TÉCNICOS:

Título: Los muertos no saben nadar

Autora: Ana Lena Rivera

Editorial: Maeva

Colección: Maeva Noir

ISBN: 978-84-18184-24-6

Páginas: 480

Presentación: Rústica con solapas


 

Ana Lena Rivera (Oviedo, 1972), ha dedicado veinte años de su vida a ejercer como directiva en una gran multinacional tras licenciarse en Derecho y Administración de Empresas en ICADE, Madrid, tarea que abandonó para dedicarse de lleno a la literatura, su gran pasión. En enero de 2019 publicó su primera novela, con la que iniciaba la serie Gracia San Sebastián, Lo que callan los muertos, ganadora del Premio Torrente Ballester y con la que después se proclamó Finalista del Premio Tuber Melanosporum que entrega el Festival Morella Negra. En enero de 2020 publicó Un asesino en tu sombra. Los muertos no saben nadar es su tercera novela. Un libro que ha hecho mis delicias, os explico por qué:

Son las diez de la mañana del sábado 7 de diciembre de 2019 cuando Ismael, un niño de apenas seis años, se encuentra en un agujero del muro de la Playa de San Lorenzo de Gijón, donde suele guardar todo lo halla y que para él tiene algún valor, el brazo amputado de un hombre. Para el niño representa un hallazgo, para su progenitor un horror.

Rápidamente el padre llama a emergencias y los agentes que se personan en la playa los llevan de inmediato a la comisaría para tomarles declaración. No obstante, tras los primeros análisis del miembro cercenado, el Jefe de la Policía del Principado, Mario Menéndez Tapia, deriva la investigación a la comisaría de Oviedo, dado que pertenece a un hombre de negocios al que están investigando allí por unas sospechas que se iniciaron en la central de Madrid. No obstante, se formará un equipo mixto de agentes de ambas delegaciones, aprovechando a la vez que en Gijón están desbordados de trabajo.

Un día después, en otra playa de Gijón –la de Peñarrubia- aparece la parte superior de una pierna. La encuentran unos senderistas y de manera vertiginosa empiezan a aparecer fotos de ella en las redes sociales, con sus respectivos likes, generando los correspondientes trending topics. Una locura a la que la prensa dará cobertura para que el morbo se adueñe de una ciudad, hasta ahora, tranquila. Una vez analizada la pierna se comprueba que ambos miembros pertenecen a la misma persona. Y el cadáver de esa persona aparece el miércoles 11 de diciembre en un barco atracado en el puerto deportivo de Gijón propiedad de Mateo Brione y Fabiola Ferro, unos empresarios gijonenses que meses atrás perdieron una hija en un accidente que todavía no se ha resuelto porque el conductor se dio a la fuga.

La voz de alarma la dió una mujer en forma de llamada a emergencias desde el propio barco. Responde al nombre de Hortensia Cubillos y es la empleada del hogar de los Brione. Fue a recoger unas parrillas que necesitaba para elaborar la cena de Nochebuena en la casa de sus jefes y el mal olor que se filtraba desde uno de los camarotes la llevó hasta allí nada más poner un pie en la cubierta. Entonces se encontró el cadáver, sobre la cama, vestido y calzado con lujo y elegancia, como para una boda.

¿Tendrá este hombre algo que ver con el atropello de la hija de los Brione-Ferro o simplemente su muerte está relacionada con los turbios manejos empresariales que tienen acreditados?. ¿Cómo es posible que esté en el camarote de un barco cuando las evidencias indican que murió ahogado?

Hay muchas incógnitas por resolver, muchas preguntas que contestar, pero lo más obvio, mientras se inician las pesquisas, es desentrañar las que surgen a raíz de la investigación previa en torno a los chanchullos de Alfredo Santamaría.

Para eso contrataron a Gracia San Sebastián, que se estrena como colaboradora policial para esclarecer la parte económica. Una investigación que aparentaba ser una estafa piramidal, pero que apunta a otra cosa una vez que los datos comienzan a aflorar, pues resulta que InverOriental, empresa en la que Santamaría trabaja, es una compañía aparentemente legal, inscrita en el Registro Mercantil como Sociedad Anónima, con dos administradores, uno de nacionalidad rumana, Levka Puscasu, director general y otro español, el propio Santamaría, con cargo de director financiero. Con sede en Barcelona desde que se constituyera en 2014, se trasladó a Gijón a finales de 2017 a raíz de la fallida declaración de independencia de Cataluña. Otra cosa es que la sociedad no tengo un domicilio social real, sino que esté subcontratado a una empresa que prestaba este tipo de servicios, así como el reenvío de la correspondencia a un apartado de correos, que suena raro, aunque también sea legal. Ni qué decir tiene que tampoco tiene empleados en plantilla o que temas como el centro de atención al inversor o el mantenimiento de la web funcionen de la misma manera.

Lo interesante es la finalidad de la firma, pues resulta que se trata de una promotora inmobiliaria dedicada a la  compra-venta y alquiler de inmuebles, así como de su acondicionamiento, en países emergentes para así, de ese modo, tener asegurada una rentabilidad muy por encima del mercado. Esto claro, es la parte bonita del cuento. Sin embargo, a nada que Gracia empieza a escarbar, descubre a simple vista que mientras en su página web muestran fotografías de los inmuebles, el precio de cada uno, los días alquilados al año y las ganancias obtenidas, nunca aparecía la dirección exacta de ellos y, buscando en Google, la zona en la que estos se encontraba o no estaba cartografiada o no se podía identificar ningún edificio en concreto.

Pero esto solo es la punta del iceberg y las lagunas negras se suceden. Claro que Gracia irá descubriendo todo el engranaje, poco a poco, y os aseguro que algo tan prosaico como esto resulta ciertamente ameno gracias a la pluma de Ana Lena.

Claro que, para ello y mientras la investigación del asesinato sigue su curso, la autora nos remonta a otro momento, que sitúa el origen de la historia unos meses antes, concretamente al catorce de febrero del mismo año:

La noche de San Valentín, Jacobo Hernández Cubillo cenó con Arantza, su novia, en un restaurante de Cimadevilla y después tomaron una copa en un bar de moda. Antes de que diera la medianoche la acompañó en su Honda CB hasta prácticamente su domicilio en Somió. Y fue prácticamente porque la chica no quería que sus padres la viesen con él, por eso se apeó de la moto a unos trescientos metros de la entrada de su casa, con la promesa de enviarle un whatsapp en cuanto estuviese en casa. No fue una buena noche para la joven.

Tampoco para Alfredo Santamaría, que necesitaba hablar con Andrés del Amo, su amigo y asesor, con urgencia, pues a este último se le estaba yendo de la manos su afición a las scorts, especialmente las eslavas, y esa manía de llevar en efectivo la mayor parte de sus ganancias a Suiza, motivo por el cual habían estado a punto de pillarle en el aeropuerto de Ginebra con un maletín lleno de dinero negro. Lo primero tenía arreglo; lo segundo, no, porque cualquier sospecha por parte de la policía hacia su persona pondría en peligro a InverOriental, la empresa para la que ambos trabajaban y el jefe no estaba dispuesto a consentir el mínimo error, mucho menos semejante irresponsabilidad.

No obstante, os hablaré a continuación de los personajes principales:

- Alfredo Santamaría Sanmartín: Cuarenta y siete años, natural de Toledo y perteneciente a una familia influyente propietaria de una finca inmensa dedicada al negocio vitivinícola, con bodega propia. Licenciado en Ciencias Empresariales, fue acusado en sus tiempos de estudiante de un delito de falsificación de tarjetas de crédito. También fue detenido unos años después por un intento de soborno a un funcionario y, por lo que reza en los papeles, un crack en los negocios, porque todas las empresas en las que ha trabajado hasta la fecha se han declarado en quiebra. En la actualidad consta como administrador de InverOriental, empresa que está siendo investigada, tras ser derivado el caso desde la central de Madrid, por una potencial estafa piramidal basada en el esquema Ponzi (una compañía ofrece unas rentabilidades más altas que las del resto del mercado, por lo que atrae a infinidad de inversores y va pagando a los más antiguos con los fondos que recoge de los que se van incorporando) en el sector inmobiliario, aunque siempre había sido un hombre de negocios, subastero o agente financiero.   

- Andrés del Amo: Cuarenta y siete años. Asesor fiscal, tiene una gestoría bastante boyante en un edificio de oficinas situado en la Playa de Poniente. Bastante inteligente, conoció a Alfredo Santamaría en la universidad, cuando ambos estudiaban Ciencias Empresariales. Casado desde hace más de una veintena de años con Marta Figueroa, una mujer entrada en los cuarenta, morena, media melena, delgada y estatura media, tienen dos hijos: Andrés y Luna, de dieciséis y veintidós años respectivamente. En su casa, además, viven un ama de casa, Marisa Cubillos, y su hijo Jacobo Hernández, un joven de poco más de veinte años y un futuro prometedor.

- Levka Puscasu: De nacionalidad rumana, tiene NIE y domicilio español, requisito imprescindible para constituirse como administrador de InverOriental. No obstante, su cuartel general lo tiene en Bucarest, donde reside en una villa en el Distrito Dorobanti, próxima al lago Floreasca. Es un hombre de negocios con un gran reconocimiento social, un triunfador nato al que le gusta vestir con trajes de marca y relojes inasequibles, a pesar de sus humildes orígenes en el barrio gitano de Ferentari donde nació y su posterior traslado a Burgas, en Bulgaria, donde se crió en la vieja ferretería que todavía regente su tía Donka junto a su primo Costica. De joven se enroló en el ejército búlgaro, para después trabajar como escolta. Eso le llevó después a montar una empresa de seguridad en su Bucarest natal, lo que le permitió conocer a muchas personalidades del mundo financiero y medrar en ese mundo.

- Mateo Brione y Fabiola Ferro: Propietarios de una cadena de tiendas de alimentación especializada en productos delicatessen, denominaciones de origen y, en general, productos de alta calidad. Ambos trabajan en la misma empresa y son muy trabajadores; de hecho, viven por y para el trabajo y son muy rigurosos tanto con el personal como con los proveedores. Él lleva la parte financiera y ella el marketing, aunque últimamente han tenido problemas de tesorería y han tenido que despedir a varios empleados, lo que les está causando muchos problemas y agresiones indiscriminadas, tanto en las tiendas como en su propio domicilio. Padres de tres hijas, la mediana de ellas murió en un accidente que no se ha podido resolver, porque el conductor se dio a la fuga.

- Mario Menéndez Tapia: Jefe de policía del Principado. Vive en el centro histórico de Oviedo, en la misma casa en la que se crió. Es un hombre metódico y melómano confeso que, cuando no puede dormir, escucha el Concierto de Aranjuez y que utiliza la Marcha Radetzky como melodía en el móvil para identificar a los comisarios de su comunidad autónoma. Fumador. Lleva treinta años en el Cuerpo de Policía y se considera a sí mismo un hombre de principios. Soltero y sin familia cercana, su única afición es la de cantar en el Coro Vetusta. No tiene un buen concepto de los colaboradores externos, por lo que no compra muy bien la idea de contratar a Gracia San Sebastián como experta por muy bien que se la venda Rafa Miralles como la Sherlock Holmes de las finanzas.

- Víctor Mircea: Jubilado desde que hace poco más que medio año, nunca pensó que se aburriría tanto y que echaría tanto de menos su trabajo en la policía como ahora. Vive en Constanza, un pueblo turístico a orillas del Mar Negro. Es amigo personal del jefe de policía del Principado, Mario Menéndez Tapia, desde hace más de treinta años, cuando el asturiano le salvó de una muerte segura, motivo por el cual le invita para que vaya a visitarle y le saque de la melancolía en la que se halla inmerso, excusa que este aprovecha para poder investigar a la trama rumana que trae de cabeza a la policía española.

- Rafa Miralles: Comisario en Oviedo, dirige la investigación por el asesinato de Alfredo Santamaría. Junto a él, colaboran en la misma Fernando Sarabia, un joven tan brillante y ambicioso como discreto y minucioso; el subinspector Arce, que junto al agente Macías, un especialista cuando de interrogar se tratar, provienen de la comisaría de Gijón y Camila Villa, forense del Instituto de Medicina Legal y amiga personal del comisario.

- Gracia San Sebastián: Investigadora privada experta en fraudes financieros, proveniente del FiDi de Nueva York. Amiga personal del comisario Miralles, se estrena como colaboradora externa de la policía en este caso. Está separada desde hace unos meses, a la espera de firmar su acuerdo de divorcio con Jorge. Ha iniciado una nueva relación con Rodrigo.

Y, lógicamente, está todo el entorno de Gracia, como su hermana Bárbara, tan cuadriculada en el terreno laboral como en el emocional, que tiene milimetrada cualquier gestión a realizar como si la propia existencia fuese una moleskine y que no conoce la compasión hacia las debilidades humanas ni la espera, que más que opinar, sentencia, pero a la que adora por encima de sus posibilidades; o como su madre, Adela, que en esta entrega está, si es posible, más avispada que nunca, quizás porque se aproximan las navidades y sigue a rajatabla todos los consejos que Arguiñano ofrece por televisión, incluidos los de no dejar que el cerebro se atrofie. Sin olvidarnos de Sarah, su mejor amiga, que sigue haciendo estragos en el terreno sentimental y dándole siempre su apoyo en el personal. Mención especial merece Rodrigo, que, aunque sigue siendo una especie de jefe para ella, porque su cargo en la Seguridad Social le permite seguir investigando casos para esa entidad, ahora que se ha convertido en su novio, a la espera de un inminente “repaso materno” sigue metiendo la pata como si no hubiese un mañana, en especial en lo que respecta a Jorge, su exmarido, que después de casi seis meses desde que se marchó a Nueva York ha vuelto no se sabe con qué intención.

 

Y con estos personajes y estos mimbres, Ana Lena Rivera ha creado una historia adictiva y digna de admirar y leer por muchos motivos, pero también una serie que crece de manera exponencial, porque cada entrega supera a la anterior. Con Lo que callan los muertos asistimos a un estreno simpático, en el que una recién nacida Gracia San Sebastian se nos presentaba como una tímida y atípica detective de andar por casa (sobre todo por el elenco que la secundaba en sus pesquisas) volcada en el fraude financiero que era para lo que realmente estaba preparada, que intentaba sacar la cabeza del agua después de pasar por una tragedia personal. Después llegó Un asesino en tu sombra y ya veíamos que la cosa iba en serio, que la protagonista daba un salto cualitativo importante y se sentía como como pez en el agua en un mar negro y turbulento, muy cercano a la novela del mismo color y ahora, con Los muertos no saben nadar, se produce la constatación de que sus miras son más altas, de que es capaz de defender una novela con enjundia y firmeza y hacerte disfrutar a la vez, sin perder agilidad en el relato. Porque Gracia San Sebastián ha llegado para quedarse y solo os puedo decir que sois unos inconscientes si todavía no le habéis hecho un hueco en vuestras estanterías a Ana Lena Rivera, porque os estáis perdiendo algo y a alguien muy grande. Palabrita de yincanera.


Esta reseña participa en la iniciativa:








Apartado: Made in Spain

La acción transcurre en cualquier ciudad española, excepto Barcelona o Madrid.

#SeguiremosBailando

 

lunes, 5 de abril de 2021

RESUMEN DE MARZO: YINCANA CRIMINAL 2021

Está claro que todavía no le vemos techo al hecho de publicar reseñas en la Yincana Criminal, porque a medida que pasan los meses, nos vamos superando. Si el mes pasado hablábamos de treinta reseñas, este mes hemos publicado cuarenta y una. Es verdad que desde #SoyYincanera hemos terminado dos lecturas simultáneas y que eso ayuda mucho, pero también es cierto que esa iniciativa nos roba mucho tiempo y dedicación porque, a fin de cuentas, para nosotros esas novelas son como las chicas de la canción de Loquillo.

No obstante, el resultado es que hay casilleros que empezamos a finiquitar la inmensa mayoría de los participantes y que hay apartados a los que apenas les quedan casilleros libres. El resultado es que quien quiera buscar libros de temática criminal, que a su vez reúnan una serie de premisas concretas, encontrará en esta Yincana y en estos resúmenes el mejor de los escaparates posibles y mientras, nosotros, nos vamos divirtiendo mes a mes, que es de lo que se trata.


ISLAS ENIGMÁTICAS

BLOG

RESEÑA

Es un caso de tráfico de drogas o infidelidades.

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El escritor/a ha nacido y/o reside en una isla.

Leyendo con MarEl ladrón de almas, de Yrsa Sigurdardóttir

La isla en que se desarrolla la acción es española

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La acción transcurre, principalmente, en verano

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La víctima es una mujer

Leyendo con MarMaldad bajo el sol, de Agatha Christie

 

 

 

MADE IN SPAIN

BLOG

RESEÑA

La acción transcurre en Barcelona o Madrid

La acción transcurre en cualquier ciudad española, excepto Barcelona o Madrid

Leyendo bajo la luz de la luna
La isla de las mil palabras
La hora de las gaviotas, de Ibon Marín
Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló






El protagonista es un  detective










El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos
El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

La víctima o el asesino pertenecen a la clase baja o marginal

Leyendo con Mar

Libros por doquier

Por un puñado de libros

Reading in my Room

La vida no basta

Anduriña

Cabalgando entre libros

Érase una vez un libro

Leyendo bajo la luz de la luna

De tinta en vena

Kayena: Negro sobre blanco

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

La acción transcurre en un ambiente rural

Miss Marte, de Manuel Jabois
La hora de las gaviotas, de Ibon Martín
Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló
Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

 

 

 

TODO ES POSIBLE EN AMÉRICA

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RESEÑA

La víctima es un hombre

Mis lecturas y más cositasUn cadáver muy frío, de Ana Bolox

En la trama interviene un abogado.

La corrupción es el tema dominante.

Mis lecturas y más cositas

De tinta en vena

Rescate gris, de Cristian Perfumo

Los muertos no mienten, de Stephen Spotwood

Transcurre en un país de Sudamérica.

Libros por doquier

Rescate gris, de Cristian Perfumo

En la trama interviene un periodista.

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OCURRIÓ EN EUROPA

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RESEÑA

Una novela de un escritor/a nórdico o que la trama transcurra en la Europa septentrional

Una novela de un escritor/a británico o que transcurra en Gran Bretaña.

Kayena: Negro sobre blanco

El Club del Crimen de los Jueves, de Richard Osman

Una novela de un escritor/a italiano o que transcurra en Italia.

La vida no basta

Leyendo con Mar

Spiculos, de Juan Tranche

El ángel, de Sandrone Dazieri

Una novela de un escritor/a francés o que la acción transcurra en Francia.

Una novela de un escritor/a alemán o que la acción transcurra en Alemania

Libros por doquier

El último regalo, de Sebastian Fitzek

 

 

 

SUCEDIÓ EN ASIA, ÁFRICA Y OCEANÍA

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RESEÑA

La acción transcurre en África o está escrita por un escritor/a africano.

La acción transcurre en Asia o el autor/a de la novela es asiático.

Por un puñado de libros

Leyendo bajo la luz de la luna

La isla de las mil palabras

La embajadora, de Pilar Tena

Tres, de Dror Mishani

Los detectives de la línea morada, de Deepa Anappara

La acción transcurre en Australia o el escritor/a es australiano.

Libros por doquier

El caníbal irlandés, de Alexander Pearce

La acción transcurre en una isla de cualquiera de los tres continentes

Es un caso de espionaje que transcurre en cualquiera de los tres continentes

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HISTÓRICO DE RESEÑAS

ISLAS ENIGMÁTICAS

Es un caso de tráfico de drogas o infidelidades

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El escritor/a ha nacido y/o reside en una isla

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La isla de las mil palabras

La vida no basta

Anduriña

Leyendo con Mar

Mis lecturas y más cositas

La sombra del miedo, de Ragnar Jónasson

Frankenstein, de Mary Shelley

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El ladrón de almas, de Yrsa Sigurdardóttir

La estrategia del cocodrilo, de Katrine Engberg

 

La isla en que se desarrolla la acción es española

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Reading in my Room

El lejano país de los estanques, de Lorenzo Silva

 

La acción transcurre, principalmente, en verano

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Mis lecturas y más cositas

Leyendo con Mar

Asesinato en la mansión Bloodworth, de Ana Bolox

Un chelín para velas, de Josephine Tey, 

 

La víctima es una mujer

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Mis lecturas y más cositas

Kayena: Negro sobre blanco

Cabalgando entre libros

Leyendo con Mar

La tumba de Vera Thwait, de Ana Bolox

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

La leyenda de la Peregrina, de Carmen Posadas

Maldad bajo el sol, de Agatha Christie

 

 

MADE IN SPAIN    

La acción transcurre en Barcelona o Madrid

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Por un puñado de libros

Libros por doquier

Leyendo bajo la luz de la luna

Leyendo en K

The Forgotten Book

La isla de las mil palabras

El misterio de las letras

El lugar de Clío

Leyendo con Mar

Rey blanco, de Juan Gómez-Jurado

Rey blanco, de Juan Gómez-Jurado

Regeneración, de José Sanclemente

Rumbo truncado, de Lourdes Tello

El tigre y la duquesa, de Jordi Solé

El suicidio de Willy Malpica, de Dani Ferrairó

El suicidio de Willy Malpica, de Dani Ferrairó

El suicidio de Willi Malpica, de Dani Ferrairó

Regeneración, de José Sanclemente

 

La acción transcurre en cualquier ciudad española, excepto Barcelona o Madrid

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The Forgotten Book

El lugar de Clío

La isla de las mil palabras

Libros por doquier

Leyendo con Mar

Érase una vez un libro

Leyendo en K

Leyendo bajo la luz de la luna

La isla de las mil palabras

Loba negra, de Juan Gómez-Jurado

Próxima estación: Conspiración, de Jorge Urreta

Nunca sabrás quien fui, de Salvador Navarro

La suerte del enano, de César Pérez Gellida

En el otro bolsillo, de Laura Balagué Gea

La ciudad del alma dormida, de Félix G. Modroño

La carnicera, de Joan Llensa

La hora de las gaviotas, de Ibon Marín

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

 

El protagonista es un  detective

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 Leyendo en K

Kayena: Negro sobre blanco

Libros por doquier

La isla de las mil palabras

Reading in my Room

Las lecturas de Isabel

Érase una vez un libro

Anduriña

Mis lecturas y más cositas

El misterio de las letras

Leyendo bajo la luz de la luna

 La melodía de la oscuridad, de Daniel Fopiani

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

El libro de los crímenes, de Santiago Castellanos

 

La víctima o el asesino pertenecen a la clase baja o marginal

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Por un puñado de libros

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La vida no basta

Anduriña

Cabalgando entre libros

Érase una vez un libro

Leyendo bajo la luz de la luna

De tinta en vena

Kayena: Negro sobre blanco

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

 

La acción transcurre en un ambiente rural

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La isla de las mil palabras

Libros por doquier

Leyendo bajo la luz de la luna

The Forgotten Book

El lugar de Clío

El misterio de las letras

El último verano de Silvia Blanch, de Lorena Franco

La puerta, de Manel Loureiro

Miss Marte, de Manuel Jabois

La hora de las gaviotas, de Ibon Martín

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

Tierras de niebla y miel, de Marta Abelló

 

TODO ES POSIBLE EN AMÉRICA

La víctima es un hombre

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Érase una vez un libro

Libros por doquier

Mis lecturas y más cositas

La chica salvaje, de Delia Owens

Confianza ciega, de John Katzenbach

Un cadáver muy frío, de Ana Bolox

 

En la trama interviene un abogado

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 La vida no basta

 Matar a un ruiseñor, de Harper Lee

 

La corrupción es el tema dominante

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 Mis lecturas y más cositas

De tinta en vena

 Rescate gris, de Cristian Perfumo

Los muertos no mienten, de Stephen Spotwood

 

Transcurre en un país de Sudamérica

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 Libros por doquier

Rescate gris, de Cristian Perfumo 

 

En la trama interviene un periodista

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OCURRIÓ EN EUROPA

Una novela de un escritor/a nórdico o que la trama transcurra en la Europa septentrional

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Libros por doquier

Por un puñado de libros

Mis lecturas y más cositas

Sol de sangre, de Jo Nesbø

1793, de Niklas Natt Och Dag

1793, de Niklas Natt Och Dag



 

Una novela de un escritor/a británico o que transcurra en Gran Bretaña

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Libros y excursiones

La isla de las mil palabras

Mis lecturas y más cositas

Leyendo bajo la luz de la luna

El lugar de Clío

Cabalgando entre libros

Libros por doquier

Reading in my Room

Leyendo en K

El misterio de las letras

Kayena: Negro sobre blanco

El abstemio, de Ian McGuire

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El umbral de la mentira, de Elly Griffiths

El Club del Crimen de los Jueves, de Richard Osman

 

Una novela de un escritor/a italiano o que transcurra en Italia

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Reading in my Room

La vida no basta

Leyendo con Mar

El maestro de las sombras, de Donato Carrisi

Spiculos, de Juan Tranche

El ángel, de Sandrone Dazieri

 

Una novela de un escritor/a francés o que la acción transcurra en Francia

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Leyendo con Mar

El castillo de Saint-Chartier, de Ivo Fornesa

 

Una novela de un escritor/a alemán o que la acción transcurra en Alemania

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 Libros por doquier

 El último regalo, de Sebastian Fitzek

 

SUCEDIÓ EN ASIA, ÁFRICA Y OCEANÍA

La acción transcurre en África o está escrita por un escritor/a africano

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 Libros y excursiones

Por un puñado de libros

 Los pescadores, de Chigozie Obioma

La ecuación de la vida, de Yasmina Khadra

 

La acción transcurre en Asia o el autor/a de la novela es asiático      

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La vida no basta

Por un puñado de libros

Leyendo bajo la luz de la luna

La isla de las mil palabras

¡Vivir!, de Yu Hua

La embajadora, de Pilar Tena

Tres, de Dror Mishani

Los detectives de la línea morada, de Deepa Anappara

 

La acción transcurre en Australia o el escritor/a es australiano

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 Libros por doquier

 El caníbal irlandés, de Alexander Pearce

 

La acción transcurre en una isla de cualquiera de los tres continentes

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Kayena: Negro sobre blanco

La isla de las mil palabras

Efecto colateral, de Rafa Melero Rojo

Efecto colateral, de Rafa Melero Rojo

 

Es un caso de espionaje que transcurre en cualquiera de los tres continentes

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