martes, 31 de julio de 2012

RESULTADO DEL SORTEO DEL MES DE JULIO

El pasado 2 de julio, publiqué las bases correspondientes a este sorteo que se celebra con carácter mensual y cuyo ganador sería el que hubiese elegido el número que coincidiese con el del sorteo del último día del mes de la ONCE. 

Pues bien, una vez celebrado, este ha sido el resultado:





Por lo tanto, el ganador ha resultado ser Pepe, del blog La Casa de San Jamás, que tendrá que elegir uno de los ejemplares que se proponían y enviarme un correo con sus datos postales en el plazo de diez días, de lo contrario, el premio recaerá en el número anterior al premiado:




VOLVERÁN A POR MI, de Josan Hatero y Use Lahoz

FANTASMAS DE KENSINGTON, de J.D. Álvarez

EL CLUB DEL AMANECER, de Don Winslow


Por todo ello, una vez elegido el libro, los otros dos volverán a sortearse en agosto, junto con alguna novela más que se añadirá a la biblioteca.

martes, 24 de julio de 2012

CRIADAS Y SEÑORAS, de Kathryn Stockett


DATOS TÉCNICOS:


Título: Criadas y señoras
Título original: The Help
Autora: Kathryn Stockett
Traductor: Álvaro Abella
Editorial: Maeva
ISBN: 978-84-15140-56-6
Páginas: 559
Presentación: Tapa blanda, de bolsillo



Una de las cosas por las que he dejado de apuntarme a muchas de las iniciativas que se llevan a cabo en los distintos blogs que pueblan estos mundos virtuales, es porque poco a poco iba dejando relegados al olvido algunos libros que en su día despertaron mi interés, pero a los que nunca les llegaba el turno porque siempre andaba metida en algún charco.

Un buen ejemplo de ello es este libro, al que por fin le ha llegado su turno sin ser San Martín. Tanto es así que a pesar de tener el ejemplar en casa, opté por ir a ver la película, pues no veía la hora en que pudiese meterme con él, entre otras cosas porque sus más de quinientas páginas y su edición de bolsillo, me echaban un poco para atrás. Craso error, porque una vez que comienzas a leer, lo devoras literalmente. Pero bueno, ya lo he leído y aquí estoy para contaros lo que me ha parecido, a pesar de la multitud de reseñas que sobre él se han escrito, muchas de ellas buenísimas.




LA AUTORA:
En la contraportada del libro, aparecen los siguientes datos de la autora: Nació y se crió en la ciudad donde transcurre su novela: la pequeña localidad de Jackson, en Mississippi. Estudió inglés y escritura creativa en la Universidad de Alabama antes de instalarse en Nueva York, donde trabajó en el mundo de la edición durante nueve años.

En esta sorprendente ópera prima, la autora no solamente nos ofrece una historia llena de corazón y esperanza acerca de tres mujeres dispuestas a cambiar su destino, sino que nos presenta un retrato impagable de la sociedad rural americana de principios de la década de 1960.

Con Criadas y señoras, publicada en una treintena de países en todo el mundo, Kathryn Stockett ha logrado situarse entre los autores norteamericanos más cotizados del momento y los críticos no han dudado en considerarla como todo un clásico contemporáneo.



ARGUMENTO:
La historia transcurre a principios de la década de los 60, en Jackson, Mississippi. Nos encontramos en 1962 cuando Skeeter regresa a su localidad natal, Jackson, tras haberse licenciado en Lengua Inglesa en la Universidad de Alabama.

Pero lejos de seguir los patrones establecidos por su entorno familiar y social, en vez de buscarse un novio con el que acabar formando una familia, su primera intención es la de dedicarse a la literatura. Comprende, no obstante, que el camino será arduo, por lo que sin pérdida de tiempo, empieza a enviar curriculums a diferentes publicaciones, desde una editorial neoyorquina hasta el Jackson Journal –el periódico local-, donde consigue hacerse con la columna de “Trucos del hogar” de Miss Myrna, aún no teniendo idea del tema. Es por ello por lo que, contando con la aquiescencia de Elizabebeth Leefolt, una de sus mejores amigas, su criada le contará sus trucos caseros para, de esa manera, sacar adelante su artículo semanal.

Y será precisamente de la relación que se establecerá entre Aibileen y Skeeter de donde surja la idea de escribir un libro en el que la joven pedirá ayuda a la criada para que le cuente sus vivencias. Un proyecto al que también se unirá Minny, la mejor amiga de esta última y un grupo de mujeres, en donde se podrán de manifiesto las costumbres sociales y del que todos podemos apre(he)nder algo.



IMPRESIONES:

Más allá de la trama o subtramas de la historia, en las que se van dando cuenta de las vicisitudes que atraviesan las protagonistas, el tema de fondo en el que se fundamenta la novela es el racismo. Un racismo que en pleno siglo XX resulta, cuanto menos, sórdido y deplorable. Porque Criadas y señoras es una crítica social, eso es innegable, pero es una crítica que subyuga, dado que también es la historia de tres mujeres que representan a otras tantas. Aunque la acción se desarrolla en un momento muy bien definido (principios de la década de los 60), las protagonistas son atemporales en cuanto a su definición humana, ya que forman un trío formidable y es prácticamente imposible decidir cual de ellas es más interesante por las cualidades que poseen: si Aibileen es tierna y sensible, Minny es fuerte y leal y Skeeter es inteligente y emotiva. Intentaré describirlas dentro de la propia trama:


Aibileen Clark: Toda su vida ha trabajado como criada para las mujeres blancas de Jackson. En la actualidad trabaja en casa de la familia Leefolt, manteniendo al día la casa y cuidando de Mae Mobley, a la que cariñosamente llama Chiquinita. A lo largo de su vida se ha dedicado en cuerpo y alma a cuidar a diecisiete niños, a los que ha procurado educar, pero la reciente muerte de su hijo le ha sumido en una depresión a la que difícilmente puede hacer frente, excepto echando coraje y dignidad. A pesar de sus reticencias iniciales, accede a ayudar a Skeeter con su columna en el periódico local y más tarde en la novela que la joven pretende escribir contándole sus experiencias. Será un postrero homenaje a la memoria de su hijo.



Minny Jackson:  Es la mejor amiga de Aibileen, la que siempre ha estado a su lado en sus peores momentos. También es negra y ejerce como criada desde que era prácticamente una niña. Está considerada la mejor cocinera del estado, pero de vez en cuando saca su lengua a pasear y acaba diciendo lo que piensa, con las pertinentes consecuencias que se traducen en despidos fulminantes. Cuando se inicia la acción trabaja para la madre de Hilly Holbrook y, como en otras tantas ocasiones, acaba siendo despedida porque la hija ha decidido llevar a la madre a una residencia. Minny se venga a su manera y, durante toda la historia, seremos partícipes del secreto de cómo ésta se ha pergeñado y de sus consecuencias. Gracias a la habilidad de Aibileen, consigue trabajar para Miss Celia Foote.




Eugenia “Skeeter” Phelan: Es una joven que acaba de terminar sus estudios universitarios. De vuelta a su hogar, su intención es dedicarse a la litetura, aunque a la espera de poder contar la historia soñada, consigue un trabajo en el periódico local, escribiendo una columna semanal sobre remedios caseros. Dada su falta de experiencia en este sentido, pide a una de sus amigas de infancia que su criada le ayude a contestar las cartas que llegan a la redacción, entablando de ese modo una estrecha relación con Aibileen, que se materializará con el tiempo, sobre todo cuando decide escribir un libro, siguiendo el consejo de una editora neoyorquina con la que se ha puesto en contacto, sobre aquello que conoce desde su infancia: las costumbres de su lugar de origen, a lo que ayuda la tremenda nostalgia que siente ante la desaparición de Constantine, la criada negra que la crió.


La novela, dada la temática, se convertirá en un proyecto secreto al que también se unirá Minny.

Después hay detalles dentro de la propia narración, como la manera en que Aibileen va aconsejando a Skeeter sobre trucos de limpieza en el hogar para que ésta redacte su columna semanal, que resultan, cuanto menos, interesantes. Es obvio que la autora nos ofrece una perspectiva más de unos personajes sumamente atractivos y bastante ricos en matices, pero la fuerza reside en la manera en que se nos cuenta cada detalle. Ni qué decir tiene que, estoy convencida, estos remedios son como para rescatarlos en un documento word e imprimírselos por su indudable utilidad.

También me ha llamado la atención encontrarme con algunas referencias literarias en varias ocasiones de dos novelas de indudable factura sureña: Matar a un ruiseñor y Lo que el viento se llevó. Leí las novelas hace muchos años y aunque no tienen nada que ver con esta trama porque el enfoque es totalmente diferente (si exceptuamos el tema del racismo, claro está). No he podido evitar sentir ganas de volverlas a leer, para reencontrarme con los matices que Skeeter destaca.

La ambientación está muy bien lograda; no es vano, es la ciudad natal de la autora. Jackson se encuentra en Carolina del Norte, típico estado sureño donde las costumbres de sus habitantes son de lo más retrógradas. La población está representada en la novela en sus estratos más característicos: una clase media alta, en donde se encontrarían los blancos y otra, el proletariado, en donde se incluiría a la población negra, que se distingue en poco de la esclavitud de la que tanto hemos leído en novelas que tenían como marco histórico la Guerra de Secesión. Obviamente, las reuniones de las “señoras” no tienen desperdicio, pues sus únicas ocupaciones se limitan a organizar insufribles partidas de bridge y fiestas con las clásicas colectas para recaudar fondos para niños africanos, sin tener en cuenta los salarios denigrantes que ofrecen a quienes se ocupan de sus hijos, por no hablar de los nombres de las asociaciones a las que pertenecen: Hijas de la revolución americana o Liga de las Damas.

Aunque en la novela lo que se persigue es transmitirnos el modo de vida de esta rancia sociedad con naturalidad y sin abocarnos a la tragedia, hay momentos muy intensos:

“Sé muy bien lo que sucederá si las blancas descubren que he estado escribiendo sobres ellas, contando la verdad sobre sus vidas. Las mujeres no son como los hombres. Una señorita no te va a dar una tunda con un bate de béisbol, Miss Hilly no me apuntará con una pistola, ni Miss Leefolt vendrá a quemarme la casa.
No. A las mujeres blancas no les gusta ensuciarse la manos. Por el contrario, tienen una cajita de utensilios afilados como las uñas de una bruja, bien ordenados y dispuestos con precisión, como los tornos en la bandeja de un dentista y no dudan en emplearlos.
Lo primero que hará una mujer blanca es despedirte…
Pero luego, una semana después de que te hayas quedado sin empleo, encontrarás un sobrecito amarillo pegado a la puerta de tu casa. Dentro habrá un papel donde leerás: “Aviso de desahucio”.
A partir de ahí, las cosas se acelerarán:
Si todavía estás pagando tu coche, te lo quitarán.
Si tienes alguna multa de aparcamiento, irás a la cárcel.
Si tienes una hija, puedes irte a vivir con ella. Al cabo de unos días volverá a casa y te dirá: “¡Mamá! ¡Me han despedido!”
Luego despedirán al marido…” (página 245)


Resulta sorprendente que esta novela sea una ópera prima, aún sabiendo que la autora ha empleado en su redacción cinco años, no deja de resultar sorprendente el estilo utilizado. Por un lado, tenemos una prosa sencilla, en la que la emotividad –para bien o para mal- está a flor de piel y el acierto con el que se transmite cada circunstancia es notable. Por otro lado, ningún párrafo está de más o de menos y me ha resultado del todo fascinante el hecho de que la historia haya sido relatada a tres voces. Es indudable, por ser lo más habitual, que cualquier autor adolezca de recursos en sus primeras obras y que con el tiempo y a lo largo de su carrera se vaya puliendo o abriéndose a nuevas técnicas. No sé lo que el futuro literario deparará a Kathryn Stockett, pero estoy convencida de que se ha puesto el listón muy alto, independientemente de que la novela rezuma talento e imagino que seguirá la senda de los autores consagrados, ofreciéndonos historias a la altura.

El ejemplar que tengo pertenece a la cuarta edición. La imagen que ilustra la portada es la adaptación del cartel de la película de Dream Work Pictures. Sinceramente, me hubiese gustado más tener la original, no sólo porque me gusta más, sino por las alusiones que, durante la historia, se hacen de ella.


CONCLUSIÓN:
Creo que esta novela está llamada a considerarse un clásico aunque haya nacido con vocación de best-seller. Es bien cierto que es toda una crítica social y, aún así, es una historia conmovedora. Está narrado de tal manera, con una prosa tan sencilla y abordable por cualquier clase de lector, que es ameno de principio a fin. No dejará indiferente a nadie, no sólo por su temática, sino porque sus personajes te llegarán al alma. 


martes, 17 de julio de 2012

EL JARDÍN DE LOS HECHIZOS, de Sarah Addison Allen


DATOS TÉCNICOS:

Título: El jardín de los hechizos
Autora: Sarah Addison Allen
Traductora: Ana Alcaina Pérez
Editorial: Ediciones Martínez Roca (Grupo Planeta)
ISBN: 978-84-270-3193-7
Páginas: 288
Presentación: Rústica con solapas



De vez en cuando, a pesar de la larga lista de libros pendientes, me gusta ojear las novedades editoriales o, simplemente, las páginas oficiales de las editoriales. De ese modo, no pude resistirme a esta novela, en la que tanto el título como la portada llamaron mi atención. Eso si, una vez leída la sinopsis –bastante original, por cierto-, no pude evitar desear leer el libro. Aunque ya la transcribí en la “entrada” pertinente en la que comento los libros que voy leyendo, también quiero exponerla ahora para que me digáis si es atractiva o no:


 Queridos lectores:

Las leyendas de Bascom, un pueblecito de Carolina del Norte, en Estados Unidos, nunca fallan: los hombres de la familia Hopkins se casan con mujeres más mayores, las Clark son buenas amantes y todas las Waverley tienen alguna rareza.
Se rumorea incluso que el manzano de su jardín predice el futuro, y que las flores comestibles que allí crecen pueden producir misteriosos efectos en quienes las consumen.
Mi novela está ambientada en este pueblo donde las leyendas se cumplen y la magia es algo cotidiano. Y ahora que lo pienso, El jardín de los hechizos es como el mismo Sur de los Estados Unidos. Somos un poco raros, ya lo sabemos. Sentaos a la mesa con nosotros y os contaremos la historia…

Y que conste que temí, como a veces me ha ocurrido, que me diesen gato por liebre, porque últimamente las sinopsis llevan a engaño. Pero no, no ha sido el caso para satisfacción mía, pues todo lo que se recoge en ella, sin desvelar gran cosa (como tiene que ser), ocurre entre sus páginas.


LA AUTORA:
En la solapa del libro, encontramos esta información sobre Sarah Addison Allen: Nació y creció en Asheville, Carolina del Norte. Es una gran lectora desde niña, y afirma que licenciarse en Literatura fue como obtener un título «por comer chocolate». Tras reiterados fracasos con la industria editorial, decidió escribir una historia para sí misma: El jardín de los hechizos (2007). Con un estilo dulce y dramático a partes iguales, definido por la autora como «realismo mágico, frito al estilo sureño», el éxito fue tan inesperado como apabullante. Desde entonces ha publicado The Sugar Queen, The Girl Who Chased the Moon y The Peach Keeper.


ARGUMENTO:
La historia arranca con Claire, una mujer madura cuya vida rutinaria va a sufrir profundos cambios, con la llegada de su hermana Sydney y su hija Bay, por un lado, y la de un nuevo vecino, por otro.

Llegó a Bascom siendo tan sólo una niña de seis años, cuando su madre se encontraba a punto de dar a luz a su hermana. Su vida, hasta entonces, había sido un auténtico despropósito, observando como su progenitora robaba pequeños artículos que les permitían subsistir de día, en las tiendas por las que pasaban, y alternando con desconocidos en bares de poca monta, de noche. Y precisamente este tipo de vida alimentó una cierta aversión hacia Sydney, con la que a medida que pasaban los años se iba midiendo y alimentando un complejo que la llevó a considerar que esa vida que había llevado era la que ella se merecía, pero no era suficiente para la menor.

Por ello, cuando recalaron en la casa familiar, decidió que ese era su sitio y nunca más saldría de allí. Se trataba de un antiguo caserón, de estilo Reina Ana, rodeado de un insólito jardín en donde un vetusto manzano y las flores que brotaban a su alrededor tenían unas propiedades excepcionales. Se descubrió entonces poseedora de un sorprendente don, que no dudó en rentabilizar: el conocimiento de las propiedades de las plantas la llevó a crear una empresa de catering, que le permitía vivir holgadamente, dedicándose a lo que podría considerarse un hobby.



IMPRESIONES:
Imagino que si os contara que en esta novela la protagonista es una amante de la cocina y que para elaborar sus platos utiliza determinados ingredientes en base a sus propiedades y conseguir determinadas situaciones, irremediablemente pensaríais en el realismo mágico y en la famosa novela de Laura Esquivel, Como agua para chocolate, por poner un ejemplo. O en alguna otra, dado que de vez en cuando, parece que este tema se pone de moda y se tiende a clasificar este tipo de novelas dentro de esa etiqueta. De hecho, se utiliza este reclamo al hablarnos de la escritora en la propia solapa de la novela.

Pues bien, no es el caso, en serio. No he visto que esta historia se pueda catalogar dentro del género. La razón es bien sencilla, a pesar de lo complicado que podemos verlo a priori porque el tema, en cierto modo, puede llevar a engaño al existir elementos mágicos, como son las flores que junto con el manzano se hallan en el jardín de la Casa Waverley. Y no es ni más ni menos que, en el realismo mágico, se nos relatan situaciones fabulosas o increíbles en un marco realista. Pero en este caso, el hecho de que unas plantas tengan unas propiedades concretas, capaces de conseguir que aquellos que las tomen tengan unas experiencias determinadas, no es más que un simple ardid concebido por la autora pero sin base científica, que lo utiliza para alimentar la trama.

Está ambientado en una pequeña localidad del sur de los Estados Unidos –Bascom, Carolina del Sur-, de la que se dan multitud de detalles en cuanto al entorno y la forma de vida de sus habitantes. Pero más que una novela de escenarios, lo es de personajes, toda vez que, precisamente, los lugareños son conocidos por sus rarezas o cualidades en la mayoría de los casos, (como suele ocurrir en cualquier pueblo de estas latitudes), que suelen afectar al grueso de la familia a la que pertenecen. De hecho, las asumen sin grandes alharacas como algo normal.

Aunque la voz cantante de la historia la lleva Claire Waverley, a medida que progresa la trama otros personajes van adquiriendo relevancia en la misma. Es una trama sencilla, sin grandes pretensiones, pero con un punto de suspense que nos mantiene atados a la narración, que viene servido por el compañero de Sydney y padre de su hija, al que ha abandonado para volver a su ciudad natal.


Los personajes están muy bien definidos, en particular, y como es lógico, los protagonistas, aunque tengo que admitir que los secundarios son bastante interesantes. Tenemos así a:

Claire Waverley: Una mujer solitaria, con un carácter tímido  huidizo que repercute que que su trato social sea distante. Disfruta del modo de vida que ha elegido llevar, hasta el punto de sortear cualquier tipo de cambio en su existencia. Es la actual moradora de la casa familiar, hasta el regreso de su hermana. Tiene una empresa de catering que regenta con un notable éxito en Bascom, la cual le reporta muchas satisfacciones.

Sydney Waverley: Huyó de la ciudad con tan sólo dieciocho años, emulando a su madre, precisamente el mismo año en que murió su abuela. Y precisamente, como su madre, podría considerarse una bala perdida, eligiendo en su camino vital a personajes viles que no le han aportado nada en su vida, excepto una hija que le ha hecho replantearse la vuelta a la casa familiar, huyendo de sus miedos. Como todas las Waverley, tiene un don, aunque ni ella misma es capaz de distinguirlo.

Evanelle Frankling: Es una pariente lejana de las hermanas Waverley, prácticamente una octogenaria. Tiene un curioso don, que consiste en que se ve obligada a regalar impulsivamente, a sus conocidos aquellos objetos que van a necesitar tarde o temprano. En Bascom la mayor parte de las veces la toman por una chiflada, aunque su círculo íntimo la respeta y la quieren.

Bay Waverley: Es hija de Sydney y cuenta tan sólo cinco años de edad. También tiene un don, personal e intransferile, que consiste en que percibe de antemano en lugar que ha de tener cada cosa, algo que puede extrapolarse a sensaciones y sentimientos. Persigue la materialización de un sueño para conseguir la felicidad y no flaqueará hasta lograrlo. Tiene muchas similitudes con Claire, incluida la necesidad de arraigo que experimenta al entrar a vivir en la Casa Waverley.

Tyler Hugues: Profesor de arte en el Orion Collage, es vecino de Claire. Lleva una vida un tanto bohemia, hasta el punto de olvidarse hasta de comer cuando se vuelca en su principal hobby: la pintura. Desde que conoció a la mayor de las Waverley, en una cena ofrecida por una de sus compañeras de departamento, sintió fascinación por ella.

Fred Walker: Amigo íntimo de las Waverley, en particular de Evanelle. Durante más de treinta años ha mantenido una relación sentimental con James, a quien conoció en la Universidad, pero en la actualidad hace aguas, debido a su dependencia e inseguridad. Tiene una tienda de delicatessen en el centro de la localidad, siendo Claire una de sus suministradoras.

Henry Hopkins: amigo de la infancia de Sydney Waverley, desde que ambos estudiaran en la escuela infantil. Siempre tuvo debilidad por ella, pero su relación se fue difuminando a raíz de que ella se enamorara en el instituto de Hunter John. Como muchos vecinos de Bascom, adolece de una rareza que afecta a todos los hombres de su familia, que consiste en que desde niños actúan y piensan como adultos, por lo que podrían considerarse viejos. Es por ello que siempre se unen a mujeres mucho más mayores para consolidar su proyecto de vida.

Hunter John, primer amor de Sydney Waverley, mantuvo con ella un breve romance en sus años de instituto. En la actualidad es un rico empresario de Bascom. Casado con Enma Clark, con la que ha formado su propia familia.

Emma Clark: Amiga íntima de Sydney durante la adolescencia hasta que ésta se marchó de la ciudad. Inició entonces un noviazgo con Hunter John, para casarse posteriormente con él. Tiene un don bastante curioso, que no duda en utilizarlo a la menor ocasión, pues consiste en que es una amante de excepción. Con el regreso de su antigua amiga, sus inseguridades se disparan y logran desestabilizarla, al creer que por lo errores cometidos en el pasado puede llegar a perder a su marido.


La lectura es fresca y muy amena, hasta el punto de que las páginas se te escapan de las manos. El libro se divide en tres partes, relatadas en tercera persona por un narrador omnisciente que lo conoce todo. Cada una de ellas se ha titulado prácticamente de la misma manera, ya que a la palabra “premoniciones”, se le añade el momento en que éstas ocurren; es decir, en el pasado, presente o futuro. Concluye con los “agradecimientos”, aunque antes de éstos, la autora nos ofrece una especie de glosario o, mejor dicho, porque así reza en el título, una guía de flores comestibles de las Waverley, lógicamente indicando el nombre de éstas y los usos que se les pueden dar.

El libro cuenta con algo menos de trescientas páginas, algo que me ha parecido todo un acierto, porque haber extendido la trama hubiese menoscabado el resultado, si bien es verdad que esta actitud ha ido en perjuicio de algunas subtramas, que se hubiesen podido desarrollar con más detenimiento.

Y quiero concluir añadiendo, a la vista de algunas reseñas que he leído sobre el libro, que me molestan los clichés en todos los órdenes de la vida, más si cabe en la literatura. Por ello, una de las cosas que más me han llamado la atención es que hay quien dice que este es un libro de mujeres y para mujeres. No estoy de acuerdo, para nada. Es verdad que las protagonistas (desde mi punto de vista, hay dos) lo son y que además forman parte de una familia que podría considerarse un matriarcado, pero la presencia masculina en la historia, como he comentado anteriormente, es innegable. Tampoco he visto en el libro, ni en la filosofía de los personajes, ninguna actitud o mensaje que me inclinase a pensar lo contrario. Simplemente, se trata de una historia deliciosa en la que las mujeres de la familia Waverley tienen un don especial, que se repite a lo largo de las generaciones, y que aunque no siempre es el mismo para todas ellas, las convierten en personajes originales y a los que es fácil coger cariño.


CONCLUSIONES:
El jardín de los hechizos en una novela dulce, hasta el punto de que cualquiera puede considerarla deliciosa. Pero también encontraremos en ella ciertas dosis de amargura e intriga, al estar siempre presente la sensación de un peligro inminente que tarde o temprano afectará a sus protagonistas, añadiduras que la convierten en una historia que te acaba cautivando.

Y también me ha agradado, y mucho, tanto la naturalidad con la que la autora ha jugado con los elementos mágicos, dándoles una sensación de normalidad a pesar de ser todo ficticio, como el que quizás sin pretenderlo, nos enseña la importancia que tiene el que uno ha de aceptarse tal y como es. De hecho, las protagonistas, siempre distanciadas y diferentes, se necesitan mutuamente para poder evolucionar y encontrarse a sí mismas.


domingo, 8 de julio de 2012

SIN ENTRAÑAS, de Maruja Torres



DATOS TÉCNICOS:

Título: Sin entrañas
Autora: Maruja Torres
Editorial: Planeta
ISBN: 978-84-08-00411-0
Páginas: 288
Presentación: Rústica con solapas


Durante años, no recuerdo cuantos, he leído con avidez los artículos que Maruja Torres publicaba en El País, pero nunca un libro suyo. Cuando ganó el Premio Planeta en el año 2000 con Mientras vivimos, pensé que podía ser el momento para estrenarme con ella, pero, dada mi particular inquina a este premio, del que en más de una ocasión he comentado que normalmente me gustan más los finalistas que los ganadores, lo dejé pasar. Después vinieron otros premios, como el Nadal ganado con Esperadme en el cielo, pero estaba claro que no era el momento. Hasta ahora, en que no me he podido resistir a una campaña de promoción en la que la etiqueta “novela negra” actuaba sobre mi como esas lucecitas de colores lo hacen sobre algunos.

No voy a revelarme de nuevo contra las etiquetas que sobre determinadas novelas ponen las editoriales, porque lo he hecho en demasiadas ocasiones. Sólo diré que Sin entrañas, no es novela negra, sino de intriga, policial o detectivesca.


LA AUTORA:
En la contraportada del libro, encontramos la siguiente información de la autora:

Maruja Torres (Barcelona, 1943) es una de las periodistas más reconocidas de España. Ha publicado dos novelas de humor, ¡Oh, es él! (1992) y Ceguera de amor (1994), un libro de viajes, Amor América (1994), y la recopilación de artículos periodísticos Como una gota (1996). Su novela vagamente autobiográfica Un calor tan cercano (1997) y sus memorias como periodista Mujer en guerra (1999) alcanzaron gran éxito de público y crítica.

Con Mientras vivimos, la novela que le valió el Premio Planeta en el año 2000 y llegó a medio millón de lectores, Maruja Torres se consolidó como una de las novelistas más destacadas de nuestros días, hecho que revalidó con Hombres de lluvia (2004) y La amante en guerra(2007). En 2006 recibió la Medalla de Oro a las Bellas Artes por su contribución a la cultura. Esperadme en el cielo, un precioso homenaje a sus grandes amigos Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán, resultó merecedora del Premio Nadal en el año 2009. Su última novela, Fácil de matar (2011), supuso su primera y exitosa incursión en la novela negra. Columnista habitual de El País y adicta de la red 2.0, su blog tiene más de cien mil usuarios únicos y recibe cerca de cinco mil visitas diarias. 


ARGUMENTO:
Oriol Laclau i Masdéu fué un auténtico prócer en su Barcelona natal. Casado con una adinerada lady, que le proporcionó la fortuna suficiente para prosperar y ascender en la escala social en sus años de juventud, consiguió convertirse en un magnate del ladrillo y presidente del club de fútbol más emblemático de su ciudad (vamos, lo normal en estos casos), así como un patrocinador de un sinfín de excavaciones arqueológicas en el país de los faraones, hasta su muerte, acaecida durante el transcurso de un crucero cuando celebraba su sexagésimo cumpleaños en compañía de sus amigos y colaboradores cercanos, un año antes del inicio de la historia.

Pero su hermana Roxana tiene serias dudas acerca de su muerte, considerada natural en su momento y se inclina más por el asesinato. Es por ello que se lo comenta a su amiga Diana Dial, una antigua reportera que en la actualidad ejerce como detective y decide entonces volver a realizar un nuevo crucero, utilizando el mismo barco e idénticos pasajeros con el fin de averiguar la verdad.


IMPRESIONES:


Sin Entrañas sitúa la acción en el Egipto de 2009, previo a la renuncia al cargo de Hosni Mubarak y posterior condena a cadena perpetua, como consecuencia de la Primavera Árabe. Concretamente, los personajes vivirán un particular crucero por el Nilo, en el mismo barco –el  S.S.Karnak- donde transcurría la acción de Muerte en el Nilo, de Agatha Christie. Para los enamorados del Egipto literario, tengo que decir que no encontrarán esas maravillosas descripciones que este país tan enigmático nos sugiere, ni de sus inconmovibles pirámides; pasaremos por ello de largo, porque es otro el Egipto del que la autora, de la mano de su investigadora, nos descubrirá. Y lo hace con garra, también con ironía, pues ya sabemos lo incisiva que Maruja Torres puede llegar a ser.

No es novela negra, sino de intriga o detectivesca. No comprendo, como decía al principio, que se haya catalogado como tal. Es posible que el concepto, en algunos casos, no se tenga claro, pero en esta ocasión, es más que evidente. Las diferencias entre un tipo de novela y otra, más para los aficionados al género, suelen ser obvias, sin embargo, las etiquetas –ya que se ponen- deberían tener en cuanto a quienes todavía no se han adentrado en el género, para no llevarles a error.

Y, como buena novela de intriga o detectivesca, el peso de la acción recae en los personajes:

La protagonista de la novela es Diana Dial, la investigadora y antigua corresponsal de guerra, que puede permitirse este tipo de vida gracias a la abultada pensión que recibe de su ex marido, Lluis Brunet. Si hay algo que queda claro, a través de la lectura, es que el personaje es el alter ego de la autora y como tal, nos ofrecerá su particular visión de la sociedad egipcia y del comportamiento de sus dirigentes. En ese sentido, ayuda mucho el que uno de los personajes sea un corrupto adosado al poder.

Fattush: Policía de origén libanés, reside en Beirut, donde ejerce como tal. Es amigo íntimo de la protagonista. Ya colaboró con Diana en su anterior caso, al que en alguna ocasión aluden a lo largo de esta historia, aunque de pasada. Es sensato y perspicaz, a partes iguales y acude presto a su llamada aunque para ello tenga que hipotecar parte de las vacaciones que aún no ha disfrutado.

Lady Roxana: En realidad no es una lady, pero disfruta jugando con la superchería, casi tanto como cambiándose de pelucas, una para cada ocasión, dada su numerosa colección. Su amistad con la investigadora es superficial, algo que casa bastante bien con su carácter, pero su interés es sincero. Tiempo atrás, mantuvo una relación amorosa con Hadi Sueni.

Lady Margaret Middlestone (Marga). Esposa y viuda de Oriol Laclau. Paralítica como consecuencia de una caída cuando todavía era muy joven, en plena luna de miel. Perteneciente a la rancia nobleza inglesa, es el origen y la fuente de la fortuna de éste.

Joan Creus: Médico personal de los Laclau y amigo desde la infancia,  podría considerarse un miembro más de la familia por su lealtad. Durante años fue el médico del club de fútbol, hasta que Oriol sufrió la primera indisposición seria –posiblemente por un abuso de drogas y alcohol- y, desde entonces, no se ha separado del matrimonio y, tras la muerte del amigo, de su esposa.

Dolors Moltó: Es la secretaria de Laclau. Trabaja con él desde sus inicios, cuando creó su primera consultoría financiera, hasta el momento de su muerte. Siempre se ha mostrado fiel y leal a su jefe y conoce todos sus secretos.

Alfons Permanyer: Es un fiel colaborador, encargado de clasificar, inventariar y organizar la colección de antigüedades egipcias que a lo largo de su vida ha ido adquiriendo Oriol Laclau.

Hadi Sueni: Amigo íntimo de Oriol, es representante de Mubarak en asuntos relacionados con las antigüedades. Controla el Museo Nacional, así como los monumentos y las excavaciones que se realizan en el país. La integridad no es precisamente su virtud. Viene acompañado al crucero de Lulú Cartier, su amante, quien sin ser arqueóloga, se dedica a buscar la tumba de Cleopatra.

Claudia Mollà: Ex modelo publicitaria, entrada en la cuarentena, ha trabajado para Oriol en diversas campañas publicitarias a lo largo de los años y la investigadora no duda que entre ellos pueda haber habido algún escarceo en el pasado. Viaja con su hermana Laia, mucho más joven que ella.

Ismael Abd el-Mansuri: ejerce como guía, al igual que en el anterior crucero. Está escribiendo su tesis basado en la importancia de Egipto en la obra del escritor catalán Terenci Moix, tras estudiar filología hispánica. Mientras, se gana la vida enseñando monumentos.

Fuad el-Rashid: A sus más de ochenta años, sigue siendo considerado en su país un ídolo de masas. Es, por tanto, un reputado cantante y actor ocasional. También es amigo íntimo de Marga, de quien se declara una auténtica fan. Viaja en el crucero con Farida, su última esposa –apenas una veinteañera-  y su hijo Raheb.

Pitu Morrow: En realidad se llama Pius Serra. Es bloguero y en el momento del fallecimiento de Laclau, actuaba como su biógrafo. Llegó a él por recomendación de un jugador del Barça que de esa manera se lo quitó de encima.


Cuando Diana Dial, intentando impregnar el más puro estilo de estilo Agatha Christie, a quien dice admirar, reúne a los extravagantes viajeros invitados al crucero para explicarles sus sospechas -como hiciese en su día Poirot en Muerte en el Nilo-, descubrimos entonces que todos tienen un motivo que los convierte en sospechosos, pues todos ellos tienen una razón turbia que se podría considerar un móvil para el asesinato. Pero claro, si nos ponemos a elegir estilos, prefiero el de la catalana, pues la autora dota a su protagonista de una fina ironía y de un sentido del humor del que la inglesa estaba a años luz.



CONCLUSIÓN:
Sin entrañas es el clásico libro que no debería faltar en la estantería de los amantes de la intriga. Su lectura el ágil y amena, ideal para esta época vacacional, en la que muchos buscamos lecturas frescas y entretenidas. La acción transcurre en sólo tres días, desde el inicio del crucero y el desenlace, también al estilo Christie, aunque sin tanto rebuscamiento, está a la altura.

Ayuda mucho a que se te pasen las páginas como por ensalmo el hecho de que la edición esté muy cuidada, pues a una letra grande se une un interlineado y unos márgenes de lujo.


jueves, 5 de julio de 2012

LA BODA DE LEONOR, de Mireille Calmel


DATOS TÉCNICOS:

Título: La boda de Leonor
Autora: Mireille Calmel 
Editorial: Ediciones Martínez Roca (Grupo Planeta)
ISBN: 978-84-270-2848-7
Páginas: 592
Presentación: Rústica sin solapas




El pasado mes de junio, como ya os comenté, asistí a la Feria del Libro de Madrid. Aunque mi primera intención era la de la contención a la hora de comprar libros, sucumbí a mis deseos, claro. Y que conste que durante las horas que pasé con Pepe y la Reina Roja sólo me compré una novela, pero al final me dejaron sola y ¡craso error!, me desaté. Este libro es uno de los que cayeron, porque no me pude resistir a su sinopsis:

El mosaico de una época donde la magia, las intrigas políticas y la seducción todavía influían a partes iguales en el curso de la Historia. Un mundo de reyes y conspiradores, de fe cristiana y brujería, de amistad y traición en el que la joven duquesa Leonor de Aquitania lucha por forjar su porvenir.

Porque claro: ¿qué hubieseis hecho vosotr@s si uno de vuestros géneros preferidos fuese la novela histórica y os encontraseis con algo así? Pues lo mismo que yo ¿no? Pero vayamos por partes…


LA AUTORA:
En la web oficial de la editorial, encontramos la siguiente información:

Mireille Calmel (1964) empezó a escribir con tan solo ocho años. Como muchos autores, comienza discretamente su carrera con canciones, poemas, piezas de teatro, juegos… En el año 2002 aparece su primera novela, La boda de Leonor, de la que ha vendido más de un millón de ejemplares en Europa y que la consagró inmediatamente como una de las novelistas más admiradas y leídas del panorama literario actual.

Con sus siguientes novelas, El baile de las lobas y La hija del mar, consiguió superar el millón y medio de ventas y la crítica francesa la calificó como «la nueva reina de la novela histórica».

Sus novelas han sido traducidas a quince idiomas.

En la actualidad, Mireille vive en Aquitania con su marido y sus dos hijos.


IMPRESIONES:
Como os comentaba al principio, el argumento pintaba bien: la trama recoge la primera parte del reinado de Leonor de Aquitania, una de las mujeres más emblemáticas del siglo XII; no en vano, fue Duquesa de Aquitania, Condesa de Gascuña y reina consorte de Francia (tras su matrimonio con Luis VII de Francia, celebrado el 25 de julio de 1137, que posteriormente, el 18 de marzo de 1152 fue anulado) e Inglaterra (por su matrimonio el 18 de mayo de 1152 con Enrique II de Plantagenêt, conde de Anjou y rey de Inglaterra en 1154). Además, en la novela comparte protagonismo con Loanna de Grimwald, sacerdotisa de Avalon y descendiente del mismo Merlín e hija de Ginebra.

Y precisamente de eso trata el libro: En Avalon tienen un especial interés en que Leonor, considerada la soltera de oro de las monarquías europeas, contraiga matrimonio con el conde de Anjou, Enrique II de Plantagenêt y de ese modo unir los reinos de Francia e Inglaterra. Es por ello que desde la isla legendaria encomiendan a la druida Loanna de Grimwald la misión de hacer esto posible, aunque Luis VII de Francia se adelanta y les chafa los planes. Asistiremos a los enredos y maquinaciones que se urdían en la Europa medieval y de cómo Loanna conspira hasta convertirse en la mejor amiga de la Duquesa de Aquitania, pero claro, llega un momento en que la historia te empieza a superar, con tanto líos sexuales y esa necesidad absurda de mostrarnos a una mujer promiscua más preocupada por sus amantes que por cualquier otra cosa, que aburren al más pintado.

Lo mismo ocurre cuando se nos intenta presenta a Leonor como una mujer de rompe y rasga, a esa adelantada a su tiempo de la que nos hablan los libros de historia que la autora no consigue reflejar más que un ligero esbozo, como sería el momento en que Leonor llega a la corte de París –austera y religiosa- y se enfrenta a su suegra, al intentar introducir el esplendor y la diversión de la corte de sus progenitores. Por eso, cuando llega el momento en que los monarcas emprenden viaje a Tierra Santa, con objeto de intervenir en la Segunda Cruzada, con el añadido de los continuos intentos de Loanna por destruir el matrimonio, la lectura se convierte en un dislate, más que nada porque en la narración se repite continuamente la misma muletilla “y pasó el tiempo y Leonor seguía casada con Luis”, que se llega a convertir en exasperante.

Pero si hay algo que me ha desmoralizado sobre todo lo demás (¿pensábais que era imposible por todo lo contado?), ha sido el uso del narrador. Creo que es la primera vez que leo un libro de estas características y casi me da reparo las veces que he cuestionado el uso de la primera persona en algunas novelas en vez de la tercera. Pues bien, visto lo visto, se puede hacer peor: se puede hacer como lo hace Mireille Calmel. Intentaré explicarme, aunque es complicado, por absurdo: En principio, la historia se narra en primera persona, desde el punto de vista de Loanna. Pero llega un momento en que el narrador se expresa en tercera persona. Te dices, bueno, vale… es imposible que Loanna sea omnipresente y como lógicamente no está en todos los sitios, ni sabe lo que piensan el resto de los personajes, es normal que se utilice la otra manera. Pero no. Resulta que si, que cuando la narración se efectúa en tercera persona, también Loanna es quien la relata (es que como es druida, lo sabe todo, todo, todo, como el padre del anuncio de Catalana Occidente). Y te ves próxima al parraque, porque no os vayáis a pensar que se hace en diferentes capítulos, sino que en la misma página ¡qué digo página, sino párrafo!, te puedes encontrar las dos formas.

Total, para resumir, que es una historia insustancial, con unos personajes que si levantasen la cabeza, no dudarían en pedir una indemnización por daños y perjuicios a su creadora, en la que más bien parece que partiendo de algunos datos y toques históricos, se ha pergeñado una historia que se centra casi exclusivamente en los devaneos amorosos de una mujer que, por su contexto histórico, tuvo que tener, a la fuerza, una vida de lo más interesante, pero a la que la autora ha convertido en cargante y soporífera, con una ambientación pobre y con el agravante de que teniendo casi 600 páginas se hace insufrible llegar al final.



CONCLUSIONES:
No puedo recomendar la novela por las razones que he explicado anteriormente. Y es una lástima, pues la autora –a juzgar por la bibliografía facilitada al final de la novela- parece que tiene una formación consolidada al respecto. Pero si a una narración ciertamente soporífera en demasiados momentos le unimos una más que evidente alteración histórica, un abuso desmedido a la hora de presentarnos a Leonor de Aquitania como una firme representante de la hipersexualidad femenina, dedicada a revolcarse con cualquier trovador que se cruzase en su camino, en vez de la mujer controvertida y gran estratega que fue, blanco y en botella.