miércoles, 30 de diciembre de 2020

EL NIDO DE LA ARAÑA, de María Frisa

 


DATOS TÉCNICOS:

Título: EL NIDO DE LA ARAÑA

Autora: María Frisa

Editorial: Ediciones B

Colección: La Trama

ISBN: 978-84-666-6832-3

Páginas: 480

Presentación: Rústica con solapas



No hace muchos días comentaba que no eres realmente consciente de lo mucho que has echado de menos a alguien hasta que lo vuelves a tener cerca y más en estos tiempos en que el “efecto burbuja” campa a sus anchas. No obstante, aunque este tipo de reflexión parece que vaya más encaminada hacia un familiar o allegado muy cercano que otra cosa, a mí, excepcionalmente, me ocurre con algunos escritores, en especial con aquellos que alguna vez me cautivaron, esos de los que esperas su nueva novela como agua de mayo, como si no hubiera un mañana.

Y como habéis podido deducir, porque se me ve llegar desde lejos, en esta ocasión os hablo de María Frisa, una escritora a la que conocí allá por el año 2018 a través de su novela Cuídate de mí y pocos días después, personalmente, al asistir a un encuentro con blogueros para hablar de su historia. Quiso la suerte que ese mismo verano, en la Semana Negra de Gijón, coincidiese con ella y fue entonces que conocí un poco más a la escritora y si con su libro me cautivó, como persona me fascinó.

Desde entonces, cada vez que las editoriales hacían públicas sus novedades, soñaba con encontrar una novela de María Frisa entre ellas y debo confesar que la espera se me ha hecho larga. Eso sí, ha merecido la pena no sabéis hasta qué punto, porque El nido de la araña no es que sea una de esas novelas impactantes o inquietantes  que te roban parte de tu alma y casi el corazón: es eso y mucho más. Es una novela redonda, indescriptible, hasta tal punto que cuenta con su propia cartelera y a la que no he podido evitar, por analogía, poner una banda sonora que cuando la escuchéis entenderéis mucho de lo que os contaré más adelante:




María Frisa (Barcelona, 1969). Se trasladó a Zaragoza siendo muy joven, lugar en el que reside desde entonces.  Diplomada en Trabajo Social y licenciada en Psicología Clínica, comenzó a publicar en el año 2000 y colabora en diversas revistas literarias.

Su obra narrativa ha sido reconocida con numerosos galardones nacionales e internacionales y ha sido traducida a varios idiomas. Hasta la fecha, ha publicado las siguientes novelas:

- 75 consejos para sobrevivir a las extraescolares (Alfaguara, 2000).

- Breve lista de mis peores defectos (Martínez Roca, 2006).

- 15 maneras de decir amor (Martínez Roca, 2008).

- Como entonces (Universidad de Zaragoza, 2011).

- 75 consejos para sobrevivir en el colegio (Alfaguara,    2012).

- 75 consejos para celebrar tu cumpleaños a lo grande (Alfaguara, 2013).

- 75 consejos para sobrevivir en el campamento (Alfaguara, 2013).

- Cómo sobreviví a la madre de Pavlito (Espasa, 2015).

- 75 Consejos para sobrevivir a los exámenes (Alfaguara,   2015).

- 75 Consejos para ser popular (Alfaguara, 2016)

- 75 Consejos para sobrevivir en el instituto (Alfaguara, 2016).

- ¡Abajo el cole! (Alfaguara, 2016).

- ¡Abajo el cole! El deporte es lo peor (Alfaguara, 2017).

- 75 Consejos para sobrevivir a las redes sociales (Alfaguara, 2017).

- 75 Consejos para sobrevivir a los profes (y sus manías) (Alfaguara, 2017).

- Cuídate de mí (Plaza & Janés, 2018).

- 75 Consejos para sobrevivir a los amigos, enemigos y troles varios (Alfaguara, 2018).

- El nido de la araña (Ediciones B, 2020).


¿Hasta dónde llegaría una madre para proteger a su hija?

¿Por qué sería capaz de sacrificarlo todo?

Pienses lo que pienses, cuando termines de leer esta novela habrás cambiado de opinión.

Katy vive con su hija en un piso de lujo que, tras meses sin trabajar, Katy ya no puede mantener. Así, ambas se ven obligadas a mudarse a un pequeño apartamento de un edificio casi vacío de Madrid. Poco después, Katy recibe una misteriosa llamada en la que le ofrecen el trabajo de sus sueños. Parece el golpe de suerte que necesitaba. Lo que no imagina es que una compleja telaraña tejida con los errores del pasado se cierne sobre ella y que su peor pesadilla está a punto de empezar.



En 1931 Federico García Lorca escribió “Así que pasen cinco años”, subtitulada, a su vez, como “Leyenda del tiempo en tres actos”. Pero muy al contrario de lo que dice un proverbio árabe: “Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”, esta obra nos sumerge en un universo en el que el presente se transforma en una magnitud inabordable, una simple conexión entre el pasado y el futuro, por lo que vivirlo en plenitud, como un imperativo categórico, es inviable.

Algo así ocurre en El nido de la araña cuando abres sus páginas y te encuentras con un prólogo que es toda una clase magistral de cómo con tan solo cuatro páginas alguien puede dejarte sin aliento y con ganas de agarrarte al libro y no soltarlo hasta terminar el epílogo. Ese alguien tiene nombre y apellido, claro está, se llama María Frisa y si yo fuese su editora iniciaría un crowdfunding o cualquier cosa que se le parezca para blindarla con un contrato muchimillonario de por vida, obligándola a escribir, eso sí, como poco una novela al año. No se puede ser más buena, ni tener más talento. O sí, si continuas leyendo después de semejante aperitivo.

Porque, como os decía al principio, esta novela tiene cartelera propia y banda sonora. Una la ha puesto María Frisa, la otra una servidora, que últimamente anda escasa de complejos (espero que ahora se haya entendido el por qué de la elección del fragmento de la obra de Lorca versionado por Camarón). Y es que a medida que vamos leyendo, si hay algo que queda claro en el relato es que la autora es una experta en el arte del suspense, no solo a la hora de practicarlo mediante la escritura de manera soberbia, sino que parece que tiene un grado en Cinematografía y nivel experto en todo lo relativo a Alfred Hitchcock. Por ello, encontraremos numerosas citas a determinadas películas, normalmente al inicio de algunos capítulos, aunque no será el único modo en que se rinda homenaje al séptimo arte en este libro y en particular al cineasta británico inventor del término Mcguffin, ya que María Frisa se ha marcado uno de antología con este prólogo.

De ese modo nos encontramos con Katy (Catalina Pradal), otrora brillante economista que en la actualidad se encuentra en paro y sin ingresos, dado que Innovandia, la nueva asesoría especializada en diseño de estrategias de negocio que está intentando poner en marcha no acaba de arrancar. Quince meses antes le embargaron su anterior consultoría y con ella sus propiedades, su flamante BMW, sus cuentas corrientes y acciones. Solo pudo salvar de la debacle un pequeño piso en un edificio prácticamente abandonado y que parece haber sido “tomado” por un fondo buitre gracias a que lo adquirió cinco años antes a través de una sociedad offshore –son los golpes que tiene la gente que está forrada y sabe “diversificar”- y el dinero negro que ahorraba y guardaba en casa y que también es consecuencia de una buena diversificación. Y ese piso, precisamente, es el lugar en el que reside ahora, junto con su hija de cinco años y en donde ha trabado una estrecha relación con los dos únicos vecinos que quedan: Esther, una octogenaria virtuosa del piano, inteligente y refinada pero con un pronto de soberbia importante y con la que a veces choca por las ideas tan dispares de ambas con respecto a la educación de Zoe, pero a la que recurre cuando la ocasión lo precisa y Óscar, un cuarentón metido a hacker, obsesivo y paranoico hasta la saciedad en cuestiones profilácticas que sacaría los colores al mismísimo Fernando Simón si se atreviese a cruzar el umbral de su bunker-vivienda.

Sin embargo, cuando las cosas se empiezan a ponerse realmente mal a nivel económico porque los recursos escasean y ya no se puede seguir haciendo malabares para sobrevivir y más mientras Zoe siga yendo al mismo colegio de élite de siempre y haya que pagar las mensualidades del coworking, que cuestan un pico, una llamada telefónica devuelve la esperanza a Katy: el departamento de Recursos Humanos de Global Consulting & Management ha leído su currículo y quieren hacerle una entrevista. Lógicamente, acude. Obviamente, la contratan.

Pero como dice el refrán, ¡qué poco dura la alegría en la casa del pobre! Y una tarde, cuando Katy va a recoger a Zoe al salir del trabajo a casa de Esther, se encuentra con que la niña ha desaparecido y la anciana se encuentra malherida e inconsciente en el suelo. Como única explicación una nota en la que le informan que Zoe ha sido secuestrada. El precio del rescate es todo un dilema.

Y hasta aquí puedo llegar. Lo demás tendréis que descubrirlo vosotros mismos. Eso sí, agarraos que vienen curvas peligrosas, porque:

1.- María Frisa ha sido capaz de superarse a sí misma, cosa que yo, particularmente, creía imposible. Ya dije que me fascinó con Cuídate de mí, porque me pareció una novela sublime escrita con una exquisitez envidiable, sobre todo tratando temas tan delicados como el abuso de menores o los malos tratos. Pues bien, ahora, con El nido de la araña ha dado un salto cualitativo espectacular.

2.- Porque es imposible soltar la novela una vez iniciada la lectura, porque María Frisa es realmente la araña de este relato por mucho que quieras buscarla en algún personaje, aunque haya alguna otra. Es ella quien va tejiendo esa red de hilos aparentemente quebradizos, aunque más fuertes que un hilo de metal del mismo volumen. Te va envolviendo y, sin darte cuenta, te involucras en la historia, pasas a convertirte en un personaje más en sus manos. Sufres, te desesperas, te rompe los esquemas a su antojo. Hasta el infinito. A mí me recordaba, a medida que me surgían otras obligaciones, aquel fragmento de La historia interminable: "Me gustaría saber", se dijo,"qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre el papel, pero sin embargo...Algo debe de pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera”. Porque es esa la cuestión: necesitas saber qué ocurre mientras tú estás a otras cosas, porque sientes que la historia tiene vida propia. Pero también es verdad que cuando llegas al desenlace te sientes un privilegiado por haber participado de esta aventura, aunque sientas que la autora es maquiavélica, diabólica, porque habiendo puesto las cartas sobre la mesa desde el primer momento, te ha llevado por los derroteros que ha querido sin darte cuenta.

3.- Porque siendo una novela particularmente psicológica, más allá de que las descripciones de los personajes vayan encaminadas en este sentido, sin obviar otras características, empatizas con su situación. Y eso que es complicado, porque a la inmensa mayoría de ellos no te los llevarías ni a tomar una caña por la desconfianza que te generan. Si acaso, de todo el elenco yo solo compraría a Javi, el dueño del Lolita Vintage Café y su pareja, Marcos, que trabaja como médico en una ambulancia del SAMUR en turno de noche. Y esa percepción con respecto a los personajes se puede extrapolar a los lugares en los que se desarrolla la trama. Resulta curioso, por ejemplo, que el inmueble donde vive Katy se encuentre en una calle que da a la Plaza de Soledades y que tan solo queden tres vecinos en el mismo. Dos adultos que, a su vez, viven solos. O el edificio donde se ubica la sede Global Consulting & Management, prácticamente inaccesible y sobrecargado de cámaras de vigilancia. Es decir, ambientes claustrofóbicos que invitan a una orgía de recelos e incertidumbre.

4.- Me ha fascinado el modo en que se utilizan los tiempos (presente, pasado e incluso futuro) según en qué parte de la historia estés, así como la utilización de un narrador distinto en cada una de ellas. Es uno de los motivos por los que la famosa canción de Camarón no dejaba de espolearme mientras leía. Incluso el ritmo era acorde con el estado de angustia y excitación que la novela me imponía y el que iba adquiriendo la trama una vez entrada la segunda parte, convirtiéndose en vertiginoso. Y me hubiese gustado referirme en este sentido a Cronos, Aión y Kairós, las tres deidades del tiempo, a los que he podido atisbar entre bastidores, pero no me quiero alargar. O mejor todavía, os dejo con la duda.

5.- Y para terminar, dejándome mucho en el tintero, hablaré someramente de las partes en que se divide la novela, aunque las he mencionado por separado. El nido de la araña se compone de prólogo, dos partes y epílogo (además de una nota de la autora tan aclaratoria como dolorosa por la información que nos ofrece, agradecimientos e índice). Del prólogo, decir que es extenuante es quedarse corta, aunque creo que ya me he explayado anteriormente. Con respecto a las dos partes, decir que la primera está narrada en primera persona por la protagonista, el ritmo es pausado y es donde conoceremos a la mayoría de personajes que gravitan en torno a Katy. En la segunda parte asistimos a un giro importante en la trama que se convierte en policial cambiando a su vez el narrador por uno omnisciente. Aquí el ritmo se acelera, se empiezan a resolver los conflictos y se disipan las dudas. Y lo mismo el mundo se te viene abajo que te eleva a las alturas, viendo como la realidad de difumina, para acabar con un epílogo que vuelve a dejar una carga de incertidumbre que te dejará tocado por mucho tiempo.


Poco más puedo añadir. O sí, pero no quiero aburriros. No obstante, me gustaría hacer una advertencia: Si ya has leído esta novela, haz caso a la frase de Hitchcock en el cartel de su película más popular protagonizada por Anthony Perkins y Vera Miles y aplícaselo a El nido de la araña: Psicosis debe verse desde el principio… y, por favor, no revele Vd. El final. No dispongo de otro. María Frisa, tampoco.

Y si no la has leído, no seas insensato y sal corriendo a la librería.


miércoles, 16 de diciembre de 2020

DURANTE LA NEVADA, de Luis Roso


DATOS TÉCNICOS:


Título: DURANTE LA NEVADA

Autor: Luis Roso

Editorial: Alrevés

ISBN: 978-84-17847-59-3

Páginas: 392

Presentación: Rústica con solapas



Cuando en 2016 Luis Roso publicó Aguacero, su primera novela, supe que tenía que leerla sí o sí. No es que yo fuese un gurú literario ni nada por el estilo, sino que mi socia de bloguerío y gran amiga me la recomendó insistentemente. Yo le decía que sí, que lo haría, pero debía andar liada leyendo otras cosas (espero que iguales o mejores, porque no quiero ni plantearme que no fuese así) y dejé pasar el tiempo, tanto que, en 2018, cuando continuó la primera con Primavera cruel, me di cuenta que estaba columpiándome estrepitosamente, porque De tinta en vena me dijo que con esta segunda entrega el autor se había superado, pero que era primordial leerlas por orden. Craso error, porque seguí sin encontrar tiempo para abordarlas. Pero como no hay mal que cien años dure, aunque haya pandemias que parecen durar siglos aunque solo hayan sido meses, el 17 de julio de este aciago 2020 el jurado del Premio de Narrativa Ciutat de Vila-real concedió el galardón a Luis Roso por su novela Durante la nevada, que posteriormente ha sido publicada por Alrevés. Y ya no me pude resistir, no porque crea en las casualidades, que yo soy más de la opinión de que la mayoría de ellas se dan porque queremos encontrarlas o porque las propiciamos, sino porque ese binomio de autor-editorial me parece tan mágico o más que el de Newton.


Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y en Filología Inglesa por la Autónoma de Barcelona, en la actualidad trabaja como profesor de secundaria en la Comunidad de Castilla y León.

OBRA:

- Aguacero (Ediciones B, 2016). Primera novela de la serie del inspector Trevejo. Galardonada con el I Premio Morella Negra a la mejor novela negra de autor novel de 2016 y nominada a Mejor Novela Negra por el jurado de Valencia Negra 2017,

- Primavera cruel (Ediciones B, 2018). Segunda novela de la serie del inspector Trevejo. Nominada al Premio Pata Negra a la mejor novela negra publicada de marzo de 2017 a marzo de 2018 por el Congreso de Novela y Cine negro de Salamanca.

- Durante la nevada (Alrevés, 2020). Ganadora del Certamen Literario Ciutat de Vila-real 2020 en la categoría de castellano


En las Navidades del año 1968, el cuerpo de la joven Rebeca Sanromán fue hallado en una laguna helada en las inmediaciones de un pequeño pueblo de montaña al norte de Burgos, sin que se hallara nunca al responsable de su asesinato.

Diez años después, dos reporteros de un diario provincial viajan hasta el lugar para escribir un artículo sobre el crimen: Miguel, un periodista de raza, formado en los años más oscuros del franquismo, y Esmeralda, una joven idealista criada a la sombra de su estricto padre.

La investigación periodística, que se preveía anodina, pronto se convertirá en una compleja trama en la que Miguel y Esmeralda verán peligrar sus carreras profesionales y hasta sus propias vidas, mientras que el país entero bulle por los vertiginosos cambios políticos y la violencia desatada en los primeros años de la Transición democrática.




Campos de Castilla es el tercer poemario de Antonio Machado, publicado por la editorial Renacimiento en 1912. En esta obra, escrita durante su estancia en Soria, los protagonistas son las tierras castellanas y sus habitantes. El poeta abandona su estilo modernista para convertirse en un fiel exponente de la Generación del 98, más grave y austero y así describirnos una depauperada realidad. La estructura del libro es la siguiente: nueve poemas preliminares titulados "Campos de Soria", a los que sigue “La tierra de Alvargonzález”, un extenso romance en verso de diez capítulos. A continuación aparecen sus ahora famosos -porque algunos de ellos han sido versionados por distintos cantantes- “Proverbios y cantares” (los primeros veintinueve que se irían ampliando con los años), así como cuatro poemas sueltos y los elogios a Miguel de Unamuno y Juan Ramón Jiménez.

Los Proverbios y Cantares son una pequeña colección de poemas breves de carácter reflexivo. Como acabo de decir, los primeros fueron publicados en Campos de Castilla (del I al XXIX). Cinco años después el poemario volvió a reeditarse, incluyendo en esta ocasión veintitrés poemas más (del XXX al LIV). En 1924 el poeta publicó un nuevo libro, Nuevas canciones, donde incluyó casi un centenar de nuevos proverbios y cantares en dos partes: la primera, de cincuenta y siete y la segunda de cuarenta y dos.

Y ahora os preguntaréis: ¿qué tiene que ver la obra de Antonio Machado con la nueva novela de Luis Roso? Pues no mucho, la verdad, pero a mí me han parecido destacables ciertos detalles, filtrados como por casualidad, pero sin serlo, como si la sombra del poeta o de su heterónimo Juan de Mairena rondara al periodista.

En principio, Durante la nevada se inicia, a modo de prefacio, con un fragmento de “La tierra de Alvargonzález” que no creo sea inopinado, visto el lugar donde se desarrolla la trama inicial de esta novela, porque sospecho, más bien, que es un homenaje por parte del autor hacia el poeta andaluz y al lugar tan inspirador donde transcurre la leyenda. A fin de cuentas, como licenciado en Filología Hispánica imagino que conocerá y admirará la obra de Machado, a lo que habría que añadir que tanto uno como otro desempeñaron –uno en el pasado, otro en el presente- una de las profesiones más nobles de las existentes: la de profesor de instituto, curiosamente en la misma región que da título al poemario donde se incluye este romance.


Y puede que estas sospechas me hayan llevado a fantasear más de la cuenta, hasta el punto de hacerme una idea clara del escenario donde se perpetró el crimen que da origen a todo lo que acontece en Durante la nevada, a pesar de ser un pueblo ficticio, porque las descripciones que hace el autor del lugar se asemejan bastante a donde transcurre “La leyenda de Alvargonzález”, un enclave que conozco como la palma de mi mano por estar situado muy cerca del lugar donde nacieron mis padres y hermanos.

Pero vayamos por partes:

Diciembre de 1978: Miguel, un periodista de raza venido a menos y Esmeralda, una joven reportera con mucho talento y pocas tablas se encuentran a primera hora de la mañana en la redacción de El Burgalés, un modesto diario provincial, cuando el director les llama para encargarles un reportaje sin grandes pretensiones. Se trata de escribir un artículo, a modo de recordatorio, sobre un crimen ocurrido diez años atrás y que causó gran conmoción en la zona pero que una década después ha quedado relegado prácticamente al olvido: el perpetrado a Rebeca Sanromán, una joven cuyo cadáver fue hallado en una laguna próxima a su domicilio pocos días después de su desaparición y que todavía sigue sin esclarecerse.

Como las previsiones meteorológicas amenazan con una nevada inminente, rápidamente se ponen en camino al lugar de los hechos, una pedanía dependiente de Zarza de Loberos situada a pocos kilómetros del pueblo, al norte de la provincia de Burgos. Allí pretenden realizar algunas entrevistas para ver cómo afectó el suceso a sus habitantes. Hablan con el alcalde, Sancho Guijarro; con Onofre Sanromán, tío de la víctima –ya que con su padre, Higilio, no pudieron al haberse suicidado pocos meses después del asesinato- y con Francisca Jiménez, una amiga de Rebeca.

Ya en Burgos y antes de rematar el artículo, deciden conocer la versión de la Guardia Civil. Se acercan a la comandancia para solicitar información sobre el caso y en concreto sobre el responsable que llevó la investigación, el teniente Abraham Martín Zaballos, pero poco o nada pueden decirle sobre su paradero, ya que se trasladó poco tiempo después al País Vasco, donde sufrió un atentado terrorista que le llevó a abandonar el Cuerpo. Pero Esmeralda, además de talento es de las que saben hilar fino y no se arredra ante las dificultades, así que consigue dar con su paradero en Haro (La Rioja). Y como esta historia funciona a ritmo de thriller, recogen los pocos bártulos que precisan y se dirigen allí. No tardan en encontrarlo y tras un abrupto recibimiento, después de una copa y un cigarrillo solo consiguen sacarle poco más de lo ya conocido.

Así que solo queda publicar. Y eso ocurre el viernes 22 diciembre, claro que otras noticias de mayor calado periodístico ocupan la portada del diario. Sin embargo, quizás por ser el día que es, sale el gordo en forma de llamadas telefónicas y algunos secretos salen a la luz. Y entonces la historia da un giro de ciento ochenta grados. Y a ese giro le siguen otros, entre los que cabe destacar el despido fulminante del periodista, excusa que le viene de perlas a Esmeralda, aprovechando que el Arlanzón pasa por Burgos, para despedirse también y hacer las maletas con destino a Madrid, donde prosiguen con la investigación que, a medida que pasan los días, toma unos derroteros cada vez más sorprendentes.

Y hasta aquí puedo contar.


Así que ahora, a modo de conclusiones, solo me queda hacer un breve resumen de por qué merece tanto la pena leer esta novela:

- Porque aunque todos los personajes que aparecen en esta historia están perfectamente caracterizados, destacan por su personalidad, a cual más irresistible para el lector, la de los protagonistas: Miguel y Esmeralda. Él es un hombre de firmes convicciones al que los años –y algunos palos- parecen haberle dado una pátina de serenidad y grandes dosis de fortaleza ante la adversidad. De joven viajó a París con la sana intención de ejercer su profesión en libertad, regresando poco antes de la instauración de la democracia. En Madrid no solo logró hacerse un hueco en la profesión, sino que consiguió destacar por encima de la media. No obstante, cae en un ardid provocado por un viejo enemigo íntimo que para más inri es inspector de policía y tiene que salir por patas de la capital, junto a su mujer, para ocultarse en Burgos hasta que baje la marea. Ella, en contraposición, es impulsiva y atrevida. Toda una bomba de relojería que le acarreará más de un problema, pero también leal hasta la extenuación. Un tándem memorable.

- Por los escenarios: Aunque no puede considerarse una novela rural, porque la mayor parte de la obra transcurre en ciudades como Madrid, Burgos o San Sebastián, las descripciones tanto de Zarza de Loberos, como de Las Sabinas, la aldea en la que vivían Rebeca y su familia son espectaculares. No solo por las explicaciones tan detalladas de la comarca, sino por esa sensación tan evocadora y a la vez tan amarga que emana de la atmósfera tan irrespirable que amplifica las miserias morales. Conocemos el modo en que viven sus habitante, víctimas en mayor o menor medida del caciquismo local imperante o de sus circunstancias personales, que les lleva a abandonar, por lo menos a lo más jóvenes, sus tierras con la esperanza de encontrar un mundo mejor o, al menos, más amable.

- Por la ambientación: Aunque el hilo conductor del relato es la investigación del asesinato de Rebeca Sanromán, el autor nos va mostrando la situación social y política de España, un país que era un hervidero de noticias a tenor del momento histórico que atravesaba. El año 1978 fue llamado, entre otros apelativos, el de la Constitución Española porque se sancionó a finales de ese año, pero también pudo considerarse el más aciago, porque ETA dejó el gota a gota para iniciar una escalada de crímenes sin medida, que continuaría en años posteriores. Y toda esa documentación está perfectamente ensamblada en el relato, permitiendo al lector echar una mirada nostálgica a un pasado no tan remoto que forma parte de un momento histórico y social apasionante.

- Por trama y estilo: Porque ya desde el principio, Luis Roso nos plantea una historia perfectamente urdida, donde la intriga va in crescendo para acabar con un desenlace a la altura. Me ha parecido muy original y ciertamente complejo la utilización de un narrador equisciente centrado en la figura de Miguel, cuando lo más cómodo hubiese sido utilizar la primera persona en vez de la tercera. El estilo es sobrio, sin ampulosidad, certero y preciso, con un vocabulario adecuado a cada tipo de personaje y en donde priman los diálogos sobre las descripciones.

En definitiva, un libro que hará tus delicias. ¿Se puede pedir más?