sábado, 17 de febrero de 2018

LENA, de Daniel Vázquez Sallés



DATOS TÉCNICOS:

Título: LENA
Autor: Daniel Vázquez Sallés
Editorial: Alrevés
ISBN: 978-84-17077-32-7
Páginas: 240
Presentación: Rústica con solapas







Estimado lector:

En primer lugar, quiero pedirte disculpas por haber tomado al asalto este blog mientras esperabas leer una nueva reseña de su administradora. Aunque dicen que la ocasión la pintan calva, en esta ocasión se trata de una decisión muy meditada, dado que no la veía capaz de encarar esta labor porque, aunque nos consta que todavía anda fibrilando por las esquinas, aún no ha sido capaz de digerirla, cuanto menos de procesarla, motivo por el cual me he tomado esta licencia.

Esto me lleva, irremediablemente, a presentarme, porque como comprenderás, ni es habitual en mi usurpar los dominios de nadie, ni acostumbro a dar mi opinión a cualquiera. Sin embargo, en esta ocasión y, sin que sirva de precedente, lo haré por interés y porque la subsistencia de mi empresa depende en gran medida de lo que aquí quiera contar.

¿He hablado de presentarme? Bueno, te ruego que me permitas el eufemismo, porque no te diré mi nombre ni falta que te hace ya que, por un lado, no te sonaría de nada y, por otro, porque en mi profesión la discreción es imprescindible, a pesar de que hace algo más de un año al pazguato de John Doe le diese por irse de la lengua y filtrase al diario Süddeutsche Zeitung una cantidad escandalosa de documentos confidenciales de la firma de abogados Mossack Fonseca con quienes, como muchos otros, mantenía un contrato de confidencialidad mediante el cual ellos se ocupaban tanto de la fundación como del establecimiento de las distintas compañías offshore de las que soy propietario en distintos paraísos fiscales. Y yo de pagar sus exorbitantes minutas.

Sin embargo, para que te vayas haciendo una idea de hasta dónde abarca mi poder, mi alias en este mundillo tan incierto en el que me muevo es el de Dios. Sí, has leído bien, así es como me llaman, porque así es como decidieron un buen día apodarme tanto mis empleados como mis clientes. Yo me hubiese conformado con algo menos pretencioso, pero lo eligieron ellos. 

No obstante, si has llegado hasta aquí, voy a ser generoso contigo: ya te he dicho que tengo unas cuantas empresas. Todas ellas tienen un eje común y forman un pequeño holding cuyo objetivo primigenio gira en torno al mundo del crimen. ¿Cómo te quedas?. No me digas que muerto porque no me gustan los chistes malos.

En la sede central nos ocupamos de atender las peticiones de nuestra cada vez más numerosa clientela, que consisten, básicamente, en poner a su disposición a los mejores asesinos a sueldo del planeta. Los honorarios no son precisamente asequibles (que ya te veo yo fabulando para quitarte de en medio a tu suegra); de hecho, para que te hagas una idea, Knopfler cobra por cada encargo un millón de euros y, aunque es nuestro mejor hombre, has de tener en cuenta que para que estas misiones puedan llevarse a cabo con el éxito que nos caracteriza, hay que pagar a todas aquellas personas que participan en la operación. Ya me entiendes.

Pues bien, ¿entiendes ahora por qué no podía dejar en manos de Kayena que os contase de qué va esta historia, dado lo delicado de los temas a tratar?. Ella nunca podría ofreceros un "Decálogo de razones" por las que deberías leer esta novela como el que me ha redactado mi Departamento de Comunicación. Lo sé yo y lo sabes tú.

No obstante, para que no te falte información sobre este asunto, a continuación te transcribo la sinopsis del libro para que te hagas una composición de lugar:



La primera vez que Martin vio a Lena en la playa, supo que esa joven sería la mujer de su vida, pero para ello debería pagar un caro peaje: convertirse en un asesino a sueldo.

Y aunque quizá fue la casualidad la que cruzó su vida con el Posibilista, tal vez no fue tanta coincidencia asumir la condición humana de matar por encargo. Porque si algo estaba escrito no era su vocación, pero sí su amor demente por Lena, esa escritora fatal amada –y renegada– por sus semejantes.

Asumir la identidad de Knopfler y los infinitos riesgos que conllevaba ser un asesino no fueron para Martin un impedimento, porque su objetivo final, Lena, era el regalo. Y es que a fin de cuentas Lena es la historia de amor entre un asesino a sueldo y una escritora a lo largo del tiempo. 

Daniel Vázquez Sallés no juega con el lector, pero sí lo acompaña en un recorrido vital lleno de curvas y de guiños a la ciudad de Barcelona y a algunos de sus ilustres y anónimos personajes que, de alguna manera u otra, y, en algún momento u otro, han cruzado sus vidas con el autor.




1.- Disfruta de la prosa de Vázquez Sallés. Difícilmente encontrarás nada igual. Con un estilo impecable, donde a la hora de describir sentimientos es capaz de descubrirse como un auténtico poeta que domina infinidad de recursos estilísticos y que cuando se trata de abordar una trama, tan negra como el tizón, es absolutamente rotundo, enorme, un maestro avezado que se pasea sin despeinarse por las fibras más retorcidas de la especie humana. La puesta en escena es brillante, porque es capaz de articular un conciso mecanismo de suspense que requisa tu atención en las primeras páginas y te mantiene obnubilado hasta el final.

2.- Lena es un relato fascinante, atípico y, posiblemente, la historia más original que vayas a leer en mucho tiempo. Si no es así, abro buzón de reclamaciones, aunque me apostaría un buen pellizco a que se queda vacío de por vida. Tómatelo como tal, déjate inocular por la magia de la novela y disfruta de ella. Se convertirá en una lectura inolvidable.

3.- Porque tiene una trama perfectamente hilvanada, donde nada es gratuito, porque no le sobra ni le falta una página y que cuando la terminas, notas un regusto amargo, dado que comienzas a notar un vacío indescriptible al ser consciente de que el novelón que acabas de cerrar es prácticamente inigualable. Solo te quedará la posibilidad de dejarlo bien cerquita, para echarle una ojeada de vez en cuando y volverlo a leer entero cuando algunos recuerdos se vayan difuminando.

4.- Pocas veces como en esta historia encontrarás una galería de personajes con una personalidad tan compleja y, a la vez, tan exquisitamente perfilada. No se trata ya de Knopfler o de Lena, protagonistas indiscutibles uno por activa y la otra por pasiva, sino porque a ellos se les une un limitado elenco de secundarios que harán tus delicias, para bien o para mal, que te llevarán a un sinfín de reflexiones.

5.- Hablando de reflexiones, tómate tu tiempo. No pretendas leer del tirón, porque entonces la novela se te escurrirá de las manos. Lena es como las chicas que le gustan a Loquillo: necesita tiempo y dedicación. Tiempo para disfrutar de cada uno de sus párrafos, para impregnarte de cada frase, de cada máxima. Y dedicación, porque no se puede leer con prisas, porque en más de una ocasión te verás obligado a parar y respirar hondo, incluso cuando con lo que te encuentres sea un alarde humorístico o la más refinada de las ironías.

6.- Lena desarrollará tu imaginación, ampliará tus horizontes y conocimientos. Si hay algo que hemos comprobado en #SoyYincanera es que nos hemos convertido en sibaritas del crimen por encargo. Ya no nos vale cualquiera, hemos conocido al mejor. Un personaje que es capaz de lo mejor y de lo peor, porque transita por la dualidad como Pedro por su casa y que te marcará a fuego como un estigma, porque es electrizante e insondable.

7.- La novela es un vaivén de emociones. En ella serás testigo de la historia de amor más delirante que jamás hayas leído, porque está escrita con la mejor tinta y te calará muy hondo. Lo de Romeo y Julieta, Ana Karenina y el Conde Vronski, Mr. Darcy y Elizabeth Bennet o Florentino Ariza y Fermina Daza, por citar algunos ejemplos, se quedan a su lado en un juicio de faltas. Y no estoy quitándole méritos a estas últimas, ni mucho menos, porque esto para mi sería innegociable, sino porque las situaciones que se dan en Lena te aprehenden como una droga, te envuelven y te rompen los esquemas por su intensidad.

8.- Y así como las emociones están tan presentes, también te encontrarás con una crítica feroz a otros aspectos: desde la sociedad actual o la de hace unas décadas, pasando por la política o el amor, por citar solo unos pocos. Sin embargo, cuando más he disfrutado ha sido cuando el dardo iba dirigido al mundo editorial, donde no ha dejado títere con cabeza. No ha sido el morbo precisamente lo que me ha hecho divertirme tanto, sino porque a través de Lena, una escritora de prestigio que ahora se encuentra rozando el abismo, te paseas por todos los estamentos que mueven este mundillo: desde editores, críticos literarios, blogueros o lectores, hasta el modo de adjudicar algunos premios literarios de renombre. No tiene precio, porque sus consideraciones son como un torpedo en plena línea de flotación.

9.- Ten a mano un buen equipo de música, porque esta novela, sin entrar es esa moda tan manida últimamente de añadir a cada historia una banda sonora, te llevará a querer escuchar muchas de las canciones que se citan en ella. Para ir abriendo boca, ya en la primera página nos encontramos con un fragmento de "Las hojas muertas", de Jacques Prévert. Y de ahí, al cielo.

10.- Si después de todo lo dicho no te he convencido, ve a la parte superior de esta reseña, al apartado de "Datos técnicos". Fíjate bajo que sello editorial se ha publicado esta novela. Sí, se trata de Alrevés, una de las más prestigiosas de este país en cuanto a novela negra y ya te advierto que Lena es una de sus grandes apuestas para este año.




Esta reseña participa en la iniciativa #SoyYincanera